Texto
--> Ignacio Julià
EN RUTA 64, VERANO DE 1991, STEVE WYNN NOS CONTABA DETALLADAMENTE LA HISTORIA DE THE DREAM SYNDICATE. ACABABA DE LANZAR SU PRIMER DISCO EN SOLITARIO Y PARECIA DESEOSO DE HABLAR. LLEGADA LA HORA DE HACER RETROSPECTIVA DE SU ANDADURA EN SOLITARIO, QUE CULMINA EN EL REJUVENECEDOR «HERE COME THE MIRACLES», HA VUELTO A RESPONDER A NUESTRA LLAMADA. STEVE WYNN De carácter abierto y animoso, Steve Wynn -nacido en Los Angeles el 21 de febrero de 1960, hoy instalado en Nueva York- lleva dos décadas grabando discos que son un reflejo de esa inquieta personalidad. Se le reconoce históricamente por su papel como agitador de un rock de guitarras entre ácido y confesional desde los fundamentales Dream Syndicate, pero esa losa no ha impedido que encauzara una carrera en solitario, quizás irregular pero siempre sincera, que le ha convertido en apreciado artista serie B. Grabaciones directas y crudas, o producciones con ecos del pop artesanal de los 60, se han ido alternando en el trayecto con proyectos paralelos tan encomiables como Gutterball -cuyos conciertos por España a mediados de los 90 son recordados como fundamentales en su actual posición- o el más reciente disco por poderes con Australian Blonde.
«Me apasionan los escritores capaces de meterse en un personaje y romper todas las barreras entre la forma de pensar y hablar de este y el oyente. La mayoría de mis letristas favoritos saben transmitir la honesta rima con que habla la gente» (Steve Wynn) Tanta actividad en distintos frentes -a principios del 2000 prometió que cada mes colgaría una nueva canción en internet y lo cumplió- hace que a menudo se le pregunte por qué no ha catado todavía el éxito masivo, o por qué parece satisfecho en esa tercera división donde habitan los músicos de culto. Conociéndole desde hace años, sugiero que se debe precisamente a ese carácter despierto y voluble, y a que su ambición es puramente artística. Steve Wynn es, por encima de intérprete y autor de canciones, un buen tío. Una excelente persona en un negocio de tiburones. ''Me gusta el lugar que ocupo'', responde. ''No podría haber imaginado un mejor escenario cuando en 1982, con veintidós años, grababa mi primer disco. Siempre me sentí atraido por las figuras de culto: Modern Lovers, Stooges, Velvets, Television, Only Ones, Gun Club… nunca pensé en limusinas, discos de oro o las demás trampas del estrellato rock. El paraíso era para mí hacer discos cuando quisiera y exactamente como quisiera hacerlos. La posibilidad de ver mundo y tocar para gente en ciudades que jamás había soñado visitar. Hacer todo eso y llamarle trabajo. Me parecía un sueño distante, pero todo se ha cumplido. Me gusta el hecho de que llevo tiempo en esto y tengo un público que me respeta, lo que me permite hacer más o menos todo lo que quiero. De hecho, a menudo siento que mis seguidores disfrutan más cuando me entrego intensamente sin pensarlo dos veces. No tengo que preocuparme por contentar a ejecutivos discográficos y, si mis ventas descienden un diez por ciento, nadie en el departamento de promoción va a quedarse sin su regalo de navidad. También puedo grabar y girar más a menudo, y en esencia ser más un 'artista' que un 'producto'. Es una buena vida''.
Entrando en la cuarentena todo se vé con más perspectiva, sin la preocupación
por el futuro de la última juventud. Lo sé por experiencia: cuando empiezas
en este mundillo todo parece efímero, debes aprovecharlo mientras dure,
pero llega un punto en que, si llevas lo bastante haciendo lo mismo y
alguien compra, pierdes el miedo a que se acabe esa tarea que ocupa tus
horas y te da de comer. ''Hubo una época, los últimos años con Dream Syndicate,
en que me sentía inseguro, anhelaba mantener con vida el sueño'', reconoce
ahora. ''Escuchaba lo que sonaba por la radio, seguía las listas de éxitos
buscando bandas similares a la nuestra en una mejor posición y emulaba
lo que hacían. Una práctica muy común entre las bandas cuando llegan a
su tercer o cuarto álbum. En consecuencia, hice mi peor disco, «Out Of
The Grey». A principios de los 90 regresé al punto de partida, a hacer
discos que me gustaran personalmente, discos que yo compraría y serían
mis favoritos de aquel año. Me parece una buena meta''. Un objetivo que,
tras grabaciones de construcción más declaradamente pop, se cumple fehacientemente
en la abigarrada espontaneidad rock de «Here Come The Miracles», el doble
álbum que grabó a finales del pasado verano en Tucson, Arizona. Un disco
que sólo podía concebir y realizar llegado al ecuador de la vida, una
obra que conecta subterráneamente -y en trayecto de regreso hacia el pasado-
con el legado de su primera banda. The Dream Syndicate hubieran pasado
a la historia sólo con los dos elepés publicados cuando
el guitarrista Kark Precoda todavía estaba a bordo, pero Wynn ha
demostrado con sus canciones y su resistencia que, contradiciendo a Neil
Young, a veces es posible no quemarse ni desvanecerse. Cree en mañana,
la siguiente ciudad, el próximo disco. Esto le ha mantenido en
marcha y sin arrugas. |
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CONTINUA
CON:
Steve Wynn por Steve Wynn: "LOS DIAS DE MUCHO
VINO Y NINGUNA ROSA"
«Here Come The Miracles»
último trabajo de Steve Wynn
MP3:
4.5M) Sustain
de "Here Come The Miracles"
(6.2M) There
Will Come A Day de "Here Come The Miracles"
VÍDEOS:
When The Curtain Falls (grabado en directo en "Sinkkasten" Frankfurt, Alemania, el 19 Mayo 1999)