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CD 1
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ZEN ARCADE CONTRA PHYSICAL GRAFITTI George P. Pelecanos es, según la crítica literaria, uno de los mejores autores de ficción criminal del momento en EE.UU. La prensa norteamericana le ha calificado como ''el escritor más cool de America'' y ''un Tarantino literario con corazón''. También se ha dicho de él que ''pone a Jim Thompson al nivel de Barbara Cartland''. Entre sus obras destacan «King Suckerman», «The Sweet Forever» y «Nick's Trip». Esta es la hoja promocional que redactó para el nuevo álbum de Steve Wynn: Déjame que desembuche antes de proseguir: este no va a ser otro de esos ensayos sobre Dream Syndicate y La Gran Promesa Que No Se Cumplió. Porque sí se cumplió. Está en los discos, y lo que hicieron Steve Wynn y sus compinches ya nadie nos lo quitará. Jamás. Decir que la banda nunca obtuvo grandes ventas me parece tan absurdo como juzgar una película por lo que recauda el primer fin de semana; hablar de la breve obra que nos dejaron es como discutir la tragedia de Orson Welles, que ''solamente'' hizo un puñado de obras maestras. ¿Cuando vemos «Campanadas A Medianoche» o escuchamos «The Medicine Show» pensamos en otra cosa que el genio? ¿Dónde está la tragedia en ello?
El asunto es que Steve Wynn nunca ha dejado de hacer grandes discos. Sin embargo, el legendario legado de su más famosa banda a menudo ha ensombrecido sus trabajos en solitario. Lo que me parece una enorme equivocación. Cuando quiero escuchar a Steve Wynn pongo «Kerosene Man» o «Melting In The Dark», no a Dream Syndicate. Vas pillando la idea. Acabo de recibir un avance promocional de su nuevo álbum, «Here Come The Miracles», y ha sido como si alguien me mandase por correo un diamante o una novela inédita de Goodis. Tras grabar estos temas durante diez días en Tucson, Wynn debió darse cuenta de que tenía entre manos algo más grande y sobrecogedor de lo que en un principio pensó. El resultado de aquellas sesiones lo tienes en este doble álbum, formato que a menudo desvela egos autoindulgentes, algo que no sucede aquí. «Here Come The Miracles» es el «Exile On Main Street» de Steve Wynn, su «Zen Arcade» y, sí, |
también su «Physical Graffiti». Esto significa que con el tiempo podría llegar a ser su grabación más resonante, aquella que seguiremos escuchando dentro de diez años. Lo que verdaderamente destaca en «Here Come The Miracles» son las canciones y la banda, que incluye a Wynn (voz, guitarra), Chris Brokaw (guitarra), Linda Pitmon (batería), Dave De Castro (bajo), Chris Cacavas (teclados) y algunos invitados. Wynn nunca tuvo una banda tan conjuntada, certera o empática con su visión. Como sólo la mejor música puede hacerlo, estas canciones te alejan de tu propio mundo y también te inquietan un poco. Wynn siempre me ha producido ese efecto, aproximándose en sus discos a un equivalente sonoro de la novela negra. Aquí lo hace a mogollón, pero no se trata del trabajo de uno de esos ''nuevos nihilistas'' que pretenden meterse en la piel de Jim Thompson. El título del álbum lo dice todo. En las sombrías calles de Wynn siempre encontramos una promesa de esperanza. No hay en el álbum una sola canción de relleno. «Shades of blue» y «Sustain» son puro pop de guitarras, mis canciones del próximo verano. «Blackout» y «Butterscotch» son dos de sus típicas canciones atmosféricas pero inquietantes, con un punto de extraña belleza. Lo mismo la cristalina, poseida «Drought». «Watch your step» tiene un potente riff y órgano sedoso, como Bachman Turner Overdrive versioneados por los Shadows Of Night. «Smash myself to pieces» es una locura proto-garage, un tema frenético cuya introducción podría ser el ruido más excitante que escuches este año. Y en la pieza central del disco, «Good and bad», Wynn se mueve a lo «Cortez the killer» destripando el paisaje sónico con un solo de doce cuerdas que deberá ser uno de los hitos en sus próximos conciertos. Pero donde el disco resulta más elocuente es en el tema final, «There will come a day», que suena como Dylan versioneado por Green On Red -nada sorprendente con Cacavas a los teclados- y posiblemente es una de las mejores canciones que Wynn haya grabado nunca. Representa su faceta espiritual, un arma secreta contra aquellos que siempre mencionan su ''oscuridad'' y se equivocan: sin algún tipo de iluminación, en plena noche no se ve nada. Me siento tentado a llamar a todo esto madurez, pero no temas, esta banda despide más potencia y crudeza que la mayoría de grupos actuales. Yo lo llamo satisfacción profunda, lo que hace de «Here Come The Miracles» un viaje lleno de emoción y riqueza. George P. Pelecanos
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