En un cuartito los cuatro surge parafraseando la copla por bulerías:
"En un cuartito los dos,
veneno que tu me dieras,
veneno tomara yo
porque no hay veneno más dulce y más doloroso, que el de morir de amores."
La canción española, tal los cantares, engendra un espacio poético inusual, como los secretos del corazón, liberando los amores y los deseos del miedo a la soledad.
Nos encontramos ante un recital atípico.
Cuatro personajes se dan cita en un salón y crean imágenes ante el abismo del azar, a través del binomio, que se establece con las castañuelas (que entran en la escena contemporánea como un instrumento de percusión propio).
Estamos ante un acto imprevisible, onírico, espontáneo, desde las sonatas de Doménico Scarlatti, hasta el baile jondo de la seguiriya pasando por las dramáticas melodías de Joaquín Nin, Pablo Luna, Manuel de Falla, Joaquín Rodrigo, García Lorca.
Bañado de estampas flamencas, camaleónicas, como atisbos de la memoria, imágenes que sobrevienen con la misma fuerza que se van.
Ficha artística:
Dirección Carlos Murias
Creación e interpretación: María Viñas Soprano
Piano: Manuel Ruiz
Baile: “La Chamela”
Castañuelas: Carlos Murias
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