El Petit de Cal Eril emociona y sorprende a partes iguales. Nos dibujó una sonrisa con la presunta inocencia de “I les sargantanes al sol” (2009) y nos la congeló con el misticismo de “Vol i dol” (2010). Más tarde se reinventó con “La figura del buit”, doble salto mortal sin red. Y ahora añade nueveas joyas a un cancionero brillante con un nuevo disco, “La força” (en castellano, “La fuerza”), que toma impulso en estos antecedentes para saltar hacia mundos inexplorados ávidos de ser descubiertos. “La força” habla de cosas que no pueden decirse ni se pueden ver. Transita por paisajes dulcemente fantasmales, a la vez confortables e inquietantes. Nos sumerge en un universo atemporal, sin otros referentes que las personas o la naturaleza. El misterio preside todo el disco. Y poco a poco nos sirve nuevas claves que tal vez conducen a la resolución o a lo mejor nos brindan nuevos enigmas. El Petit de Cal Eril aprendió un secreto y nos lanza una invitación para comprenderlo. Y quién lo descubra –ya avisamos de antemano- nunca volverá a ser el mismo.
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