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BLACK YAYA (Folk)
22:00h. ENTRADA: 18 euros. Anticipadas: 15 euros.
Puntos de venta: sidecar.es
Black Yaya es el nuevo proyecto de David Ivar, el líder oficioso de Herman Dune, esa banda icónica del anti-folk que desde Francia y mezclando con buen gusto lo que va desde Neil Young hasta Pavement sedujeron a muchos, John Peel incluido. Pero cuando se acababa 2012 Ivar decidió que era hora de abandonar ese barco para nadar en solitario. Se puso entonces el alias de Black Yaya para zambullirse más en Dylan y Lennon, dos de sus grandes ídolos, pero también en nuevas inspiraciones, ya fuesen películas (“La noche del cazador”), escritores (Chandler, Poe) o pintores (Duchamp). En todos esos nombres que tanto le gustan. Y, de rebote, se arrimó al toque californiano. Así que llegado el momento, y cuando tuvo canciones suficientes en la mochila, alquiló un apartamento en Malibú para grabar su LP de debut oficial y hacerlo todo casi en plan Juan Palomo. Y así le salió el disco homónimo y soleado que publicó en febrero de este año, con arreglos menos ascetas y conservadores que los de sus aventuras previas, y también con los sentimientos menos templados (antes de este, a modo de aperitivo, sacó otro álbum, solo disponible en sus conciertos, y un EP). Pop-folk de autor con regusto artesanal y sensación de cercanía.
22:00h. ENTRADA: 18 euros. Anticipadas: 15 euros.
Puntos de venta: sidecar.es
Black Yaya es el nuevo proyecto de David Ivar, el líder oficioso de Herman Dune, esa banda icónica del anti-folk que desde Francia y mezclando con buen gusto lo que va desde Neil Young hasta Pavement sedujeron a muchos, John Peel incluido. Pero cuando se acababa 2012 Ivar decidió que era hora de abandonar ese barco para nadar en solitario. Se puso entonces el alias de Black Yaya para zambullirse más en Dylan y Lennon, dos de sus grandes ídolos, pero también en nuevas inspiraciones, ya fuesen películas (“La noche del cazador”), escritores (Chandler, Poe) o pintores (Duchamp). En todos esos nombres que tanto le gustan. Y, de rebote, se arrimó al toque californiano. Así que llegado el momento, y cuando tuvo canciones suficientes en la mochila, alquiló un apartamento en Malibú para grabar su LP de debut oficial y hacerlo todo casi en plan Juan Palomo. Y así le salió el disco homónimo y soleado que publicó en febrero de este año, con arreglos menos ascetas y conservadores que los de sus aventuras previas, y también con los sentimientos menos templados (antes de este, a modo de aperitivo, sacó otro álbum, solo disponible en sus conciertos, y un EP). Pop-folk de autor con regusto artesanal y sensación de cercanía.
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