El Gran Manel en Depósito Legal

Manel Roig, ex colaborador de revistas musicales como Suite, Mondo Sonoro o el Lorito, se lanza a la aventura musical en solitario con la publicación de su primer disco, un trabajo a medio camino entre el blues, el folk psicodélico y el noise, servido en formato low-fi. Un Juan Palomo del underground, que se encarga de poner voz, tocar guitarra acústica, guitarra eléctrica, bajo, batería, percusión, palmas, kazoo, hacer un solo de ¿sofá? para el tema “Vuelvo A Volar Dentro De La Habitación” o maltratar la armónica por primera vez en su vida en “Apocalypsis Blues”, y quedarse tan ancho.

En “El Gran Manel” podemos encontrar desde el sonido que tendría una banda formada por Bob Dylan y los Jesus And Mary Chain del “Psychocandy” (“Apocalypsis Blues”), nanas envenenadas que se convierten en orquestas del caos, en la onda de los primeros Merury Rev (“Tu Vida Es Un Fraude”), ejercicios de folk narcótico que beben tanto de Syd Barrett, como de Skip Spence (“Contraté Un Asesino A Sueldo”, “Vuelvo A Volar Dentro De La Habitación”), temas oscuros que beben del Neil Young más desnudo y depresivo (“La Blanca Navidad”, “La Siesta Eterna”), además de contener una de las canciones protesta más surrealista de la historia, ese country-blues gospeliano y pantanoso, que es “Mierda de Ciudad”, y una versión del clásico de Robert Johnson “Kind Hearted Woman Blues”, rebautizado como “Tengo Una Mujer Tan Buena”, aparecido previamente en el disco homenaje “Pactando Con El Diablo”, un tema que suena como poner a Beck y a Thurston Moore tocando dentro de una caja de zapatos...

Después de haberse estrenado en enero de este año, en los Caprichos del Apolo, junto a The Tea Servants, con acertadas críticas, como la de El Periódico de Cataluña, por Jordi Bianciotto (“psicofonías bluesísticas herrumbrosas y folk de nulo presupuesto, inquieteante tras su aspecto deshauciado. Destellos visionarios entre el desorden, en el que Syd Barrett asentiría, complacido”) para los siguientes directos, El Gran Manel cuenta con la presencia a las baquetas del que fuera batería de la legendaria banda Beef, Blas, del emergente one man band, Caustic Roll Dave, junto al bajo de José Aguilar y las guitarras y las percusiones varias de Verónica de la Cruz.