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ASCAP - BMI - SESAC. Los gestores de royalties en los EUA.Canción más vendida del año en el mundo (1997): 1.600.000 $Una interpretación en televisión: 4.000 $ Ganancias de por vida de un estándar: 11.000.000 $ Uno de los derechos más lucrativos garantizados por las leyes de copyright de los estados unidos y otros países es el del derecho de reproducción - el derecho que reconoce que la creación de un compositor es su propiedad y por lo tanto debe adquirirse una licencia para usar este material musical protegido. En la multimillonaria industria americana, se recauda cerca de un billón de dólares por este concepto a manos de las asociaciones gestoras de derechos tales como ASCAP, BMI y SESAC. Las dos primeras son responsables del 98 % del total recaudado. Estas gestoras negocian las cuotas por licencias a pagar por los usuarios de la música ( emisoras de radio y televisión, estaciones de cable, restaurantes, salas de conciertos, servicios musicales , compañías aéreas, etc. ) Las cuotas recaudadas son después distribuidas entre los compositores y editores cuyo trabajo ha sido reproducido. En los EUA, los principales casos de generación de royalties de reproducción son los siguientes:
Además, ASCAP, BMI y SESAC tienen diferentes fórmulas de pago para el mismo tipo de música. Estas asociaciones pueden cambiar su política de cobro sin avisar a los artistas o editores, de manera que conocer las normas de cada organización es imprescindible. La importancia financiera de esta área no debería sobredimensionarse en función de las fortunas que puede generar una sola composición. Por ejemplo, el hit del año puede producir en unos pocos años unos 2 millones de dólares para el compositor y el editor; una sintonía de una serie de televisión de éxito puede producir más de 1.5 millones de dólares en un periodo de 10 años, y una canción utilizada en el fondo de una película destacada en el ranking de las más vistas del año puede producir más de un millón de dólares durante la vigencia del copyright. Cuando el productor de un película quiere usar una canción existente, debe negociar con el editor de la misma por el uso de esta composición. Una vez se establece el acuerdo, el productor debe firmar una licencia de sincronización, que le da derecho a distribuir el film a las salas de proyección, venderlo a televisiones y utilizar la canción en el "contexto" promocional de trailers y previas. La cantidad a pagar por la licencia de sincronización depende de varios factores incluyendo como se utiliza la canción (por ejemplo: interpretada por un personaje de la película o como música de fondo instrumental), el presupuesto total del film y el del destinado a la música, la importancia de la canción, el tiempo que la canción es utilizada en la película, si la canción se utiliza en diferentes ocasiones en diferentes escenas, si la canción se utiliza en los créditos iniciales o finales, si se produce un cambio en la letra del tema, el termino de vigencia del copyright, el territorio de la licencia (todo el mundo o en determinados países) y si se da la garantía de que la canción figurará en el álbum de la banda sonora de la película y si además será el single. Las licencias de sincronización que los editores musicales aplican oscilan entre 12.000 y 45.000 dólares (la mayoría de los casos entre 15.000 y 40.000 dólares.) en ocasiones, un editor puede reducir la licencia de sincronización de una canción si el productor del film garantiza la aparición de la canción en un soundtrack álbum a cargo de una discográfica importante.
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Atiza-2001