Tras la (amistosa y razonada) separación de Radio Futura, Santiago Auserón pone en marcha Juan Perro. Un proyecto dedicado inicialmente a lo que Santiago denomina, con un guiño, "rock montuno": enseñanzas del son cubano plasmadas con lenguaje y sensibilidad de rock.

Juan Perro edita en los años noventa dos hermosos discos largos, "Raíces al viento" (1995) y "La huella sonora" (1997), además de atractivas curiosidades en singles, donde lo mismo se encuentran versiones de añejas canciones del Oriente de Cuba que un tema de J.J. Cale. Y aportaciones a discos colectivos, como el homenaje a F.G. Lorca; éste perro puede lucir delgado pero no por inactividad...

La conexión cubana da otros frutos quizás intangibles pero sí significativos. Auserón pone en marcha la colección "Semilla del Son", cuyo efecto proselitista algún día aquilataremos correctamente: un volcán de ritmo y poesía que muestra a muchos músicos y aficionados los secretos de los archivos sonoros de La Habana, silenciados por lamentables coyunturas políticas.

También es pionero en reconocer el gigantesco talento de Compay Segundo y el primero en grabarle con dignidad. El reconocimiento mundial de Compay pasa por Auserón: él le pone en contacto con Ry Cooder y de allí surge "Buena Vista Social Club", disco y película y fenómeno cultural.

Santiago Auserón llega a finales de los noventa con deseo de pasar página y escribir un nuevo capítulo para Juan Perro. Su visión de "rock montuno" ha florecido en el llamado "rock latino", que copa listas de ventas y escenarios (¿hace falta dar nombres?). Obedeciendo a su exigencia personal, Santiago se aleja de sendas tan concurridas y otea por otros territorios. No por casualidad, simultáneamente abandona su discográfica de siempre y recala en DRO East West. Entre Auserón y su nueva compañía existía una larga relación de complicidad, potenciada por el hecho de que DRO editara la monumental "Antología de Compay Segundo" y por la coincidencia de que Klub (con Luis Auserón y Enrique Sierra) ya estaban en DRO.