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The Dirtbombs

Bendita sea la vuelta de Dirtbombs a nuestros escenarios. Un notición como para que ustedes fulminen, si así lo necesitan, semanas de fracasos personales de toda índole. Como para teñir de alegría frustraciones con cara de perro en ese desagradecido mundo moderno al que nuestra afición roquística acude para rescatarnos, presta y brava cual amazona con el cuchillo entre los dientes y las flechas preparadas.

Y nos alegra mucho saber que el regreso-contraataque se presenta con el mejor papel de regalo, la presentación del esperadísimo “We Have You Surrounded”. Un LP con el que las huestes de Mick Collins retoman con plena energía el timón de sus prolífica carrera en formato largo tras el indispensable doble recopilatorio que supuso “If You Don’t Already Have a Look” (2005), inspirándose esta vez en los pasajes más oscuros de la obra del escritor de tebeos Alan Moore, invirtiendo más trabajo y minutos del previsto en una entrega cuya concepción nació con pretensiones mucho más moderadas de lo que su resultado sugiere.

Vuelve, por lo tanto, un sonido ya instituido en lenguaje propio, el de ese rock salvaje, negro como la tinta de un calamar loco, que no ha tenido miedo de saltar (de forma juguetona y porosa) por parajes de pop-chicle, punk elegante envuelto en descargas de fuzz, demoledoras bases-apisonadora, y glam de alta tensión y bajas pasiones.

¡Cómo echábamos de menos a los de Detroit, pardiez! Y es que, al hablar de la categoría de los Dirtbombs, no puede nunca olvidarse su apabullante dominio de todos y cada uno de los palos que conforman su tradición, haciendo del conocimiento del pasado gasolina para la hoguera del futuro. Siempre han sido generosos al recuperar y reinterpretar todas y cada una de sus influencias: cómo pasar por alto en su carrera esa biblia y fábrica de vocaciones que fue “Ultraglide in Black” (2001), quizás el más grande de los discos de versiones que ha visto la luz en este siglo; o esa ristra de homenajes, apropiaciones y reivindicaciones que han trufado la avalancha de singles que nutre una discografía tan compacta, laberíntica y sinuosa como las curvas de la joven Pam Grier.

The Dirtbombs son seguramente la cumbre de un viaje con parada en estaciones tan básicas en nuestra educación cultural como fueron Gories o Blacktop… sin desmerecer, por descontado, las bandas y proyectos del surtido grupo de soldados que tanto lustre han dado a sus distintas formaciones. Nuestros héroes son, además, capaces de propulsarse más allá de la emoción de las salas que abarrotan sus fieles para revolver masas de baile y locura en recintos amplios: rememoremos el inolvidable ataque frontal en el festival Primavera Sound de hace tres años, evento en el que este firmante saltó como un enano ensartado en un muelle tras divisar la sonrisa del entrañable Sr. Colllins en el escenario.

Y como colofón, la espectacular banda recoge este año, por fin, los frutos de discos esenciales como “Dangerous Magical Noise” (2003) en forma de sorpresas como esa participación cinematográfica tan llamativa que hacen en “La Escafandra y la Mariposa”, la exitosa y muy premiada película del polifacético Julian Schnabel, pájaro al que se le podrán discutir muchas cosas, pero ninguna relativa a su irreprochable gusto musical.

¿Quién podía imaginar en los tiempos del agitado “Horndog Fest” (1998), con el que se vistieron de largo por vez primera, que terminarían con tratamiento VIP en el mismísimo Festival de Cannes? Por ello, y sobre todo por el resto, no hace falta ser muy espabilado, ni tampoco un reconocido experto en música popular, para aventurar que sus conciertos de 2008 estarán entre los mejores del año; considérenlo un aviso y una apasionada recomendación.

Texto: José Luis Torrelavega.

The Dirtbombs

Grupos registrados con los que ha compartido escenario:

Astrud

Grabba Grabba Tape

The Futureheads

VivaL'AmericanDeathRayMusic!