Yuri Mykhaylychenko |
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Post
01. Sin amor
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La primera vez que vi al Yuri fue hace un montón de años en uno de los conciertos periódicamente programados por la difunta G3G records en la sala Sidecar, y quedé indeleblemente impresionado por la potencia escénica del artista y sus cosmonautas. Años después, todo lo que hace me sigue pareciendo tan impactante como aquella primera vez. Yuri Mykhaylychenko, además de un apellido complicado tiene también estudios de interpretación y dirección teatral en la escuela de teatro de Kiev, su ciudad natal y, si no voy muy equivocado, ahora mismo está a cargo de la dirección del Llantiol, el café teatro de referencia, en la calle Riereta. Sirva esto para explicar que la música del Yuri no es sólo música: es un paseo por la visión de la existencia de y por el propio Yuri Mykhaylychenko. "Mi genética, tan patética, post-mongólica, post-soviética, descendencia, rusofília, sin creencias, sin familia...". "Post" (Ediciones Caísmo/ Disc medi 2011) es el quinto trabajo de Yuri y segundo en formato de disco libro y sin sus Cosmonautas. Con Martí Soler a la bateria y percusiones, Jaume Pascual al bajo, Pedro Burzaco al violin y la bandurria, Alexei Baichúk a la trompeta, Alexander Korotkov al bayan y otros colaboradores, este segundo disco libro abandona la experimentación (nada desdeñable) de "Poemas sin más" y factura 22 canciones perfectas, en donde encuentran perfecto equilibrio la interpretación y la factura musical en las que Yuri toca la mayoría de las guitarras, el acordeón, los teclados y hace las programaciones con impecable solvencia. En 1986, cientos voluntarios, bomberos, obreros y soldados, a los que se llamó "liquidadores", acudieron a sofocar el desastre nuclear de Chernobil con equipos insuficientes e inadecuados y todos sufrieron los efectos secundarios de la radiación. Algunos murieron. Yuri es hijo de uno de estos "liquidadores" y dedica estas 22 canciones a los espacios vacíos que quedan cuando acaban las tragedias, "espacios sin oxígeno que hay que rellenar rápidamente". Vacíos que tienen presencia, como los fantasmas, manifestaciones de las que nuestro poeta-cantante destila su forma de escribir y, por encima de todo, su manera de interpretar las canciones. Uno de los poemas musicados, que Yuri titula "Come coco", dice así: "come coco/ siempre come/ poco mucho/ mermelada/ entre cejas/ agujero/ madriguera/ de lo mismo/ de los sueños/ de los males/ mi amor/ sufrir o paso/ de cortar/ las venas siempre/ queda tiempo/ mientras vives" y es exactamente la impresión que uno se lleva escuchando o viendo al Yuri, esta sensación de corazón en un puño, de cuerda floja, y sin embargo de aceptación inteligente del vivir, que es un muy buen material de donde extraer cualquier tipo de manifestación artística si se tiene talento. www.elyuri.com TEXTO - Jordi Torrent
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