Crítica del concierto de Roger Waters en Palau Sant Jordi (Barcelona) el 21 de Marzo de 2023La mas completa agenda de conciertos y bares, asi como la biografia y discografia de los principales grupos que tocan en Barcelona.
    

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Roger Waters
Palau Sant Jordi
21/03/2023
Promotor: Live Nation

Texto: Fernando Poveda
Foto: Rockimprès

Nueva visita periódica del incombustible Waters, único miembro de los reverenciados Pink Floyd que sigue girando a gran escala, siempre integrado en una gran producción que aterrizó de nuevo en Barcelona, de nuevo con sold out, algo previsible debido a la única fecha programada en esta ocasión. El “This Is Not A Drill Tour” ha venido anunciado como “su primer tour de despedida”, lo cual resulta irónico y contrasta con la solemnidad con la que alguien se pueda acercar a la música del ente Floydiano, pero sí que deja la duda sobre la posibilidad de una nueva cita con quien atesora ya 79 primaveras.

De inicio, pocas variaciones podrían esperarse del patrón con el que plantea sus shows el británico: despliegue audiovisual abrumador, con la alta tecnología de las pantallas dispuestas sobre la banda lanzando constantes proclamas contra el poder (sea de la índole que sea), o proyectando evocadoras imágenes o retratos que complementan y encajan con la etérea música ejecutada por unos músicos, como siempre, superlativos. Músicos, además, con nombres y apellidos, puesto que ahí siguen, giras más tarde, Dave Kilmister a la guitarra y el multiinstrumentista Jon Carin, más el omnipresente Jonathan Wilson, quien combina su recomendable discografía en solitario y sus frecuentes labores de producción con las llamadas de su jefe Waters. Junto a dos coristas, bajo/batería/teclista y las pinceladas del saxo de Seamus Blake, una máquina engrasada y milimétrica para afrontar un show preciso como pocos.

El escenario situado en el centro del Palau, lo que perjudica en mi opinión la visibilidad en ciertos momentos en comparación con el de su última gira, mantuvo una luz tenue que incitaba a levantar la mirada y dejar en ocasiones la música como un trasfondo del espectáculo. Un espectáculo basado, claro está, en las diferentes obsesiones que han marcado la carrera del bajista a lo largo de los años, y que, desgraciadamente, siguen de plena actualidad: si Afganistán y Trump monopolizaron en 2018, las menciones al fin del conflicto en Ucrania protagonizaron los speeches de un exaltado Waters, mientras que las imágenes condenaron y denunciaron las fechorías de los Biden, Obama, Thatcher, Reagan y demás…

Musicalmente, la velada fue una baza ganadora como cabía esperar, dos actos diferenciados para picotear en el catálogo de los Floyd: abrió con “Another Brick In The Wall Pt.2” y no faltaron “Money”, “Wish You Were Here”, “Brain Damage/Eclipse”, un fragmento de “Shine On You Crazy Diamond” o una especialmente intensa e inspirada “Us And Them”; además de intercalar temas propios como “Is This The Life We Really Want?” o una pandémica “The Bar”, la cual nos dirige a un lugar mental propio donde es posible el entendimiento entre semejantes. Alternando el bajo con la guitarra, y ante el piano en muchos momentos, fue mediante éste como cerró, presentando con pleitesía el “Sad Eyed Lady Of The Lowlands” dylaniano, interpretado en un conmovedor desarrollo instrumental que alargaron los músicos hasta llegar a camerinos antes de cerrar en negro. Mención a otro incunable que caerá también por estos lares en breve, muestras inequívocas del valor de poder ser testigos de shows como el de Roger Waters en pleno 2023.





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