A pesar de contar ya con 72 años, primer acercamiento del boogie-bluesero Thorogood a la Ciudad Condal, dentro del Guitar Festival, una cita sin duda excepcional, y ante la cual, por falta de referencias, se podía esperar lo mejor, o lo peor. Una cola de órdago en la puerta de Apolo reafirmaba la unicidad del evento, y la dificultad de encontrar alguien más joven y/o del sexo opuesto que uno en la misma, la certeza de que iba a ser una noche de sudor y cerveza.

Con una banda curtida de primer nivel perfectamente diseñada para cubrir las lógicas limitaciones del de Delaware (guitarra-bajo-batería), finalmente el concierto se saldó con nota alta, tirando George de tablas: descaro, trucos escénicos, insinuaciones constantes… todo un “bad boy” que además machacó su vieja guitarra para entonar las irresistibles canciones que el no menos curtido público esperaba: “Bad To The Bone”, “One Bourbon, One Scotch, One Beer”, “Move It On Over”, el “Who Do You Love” de Bo Diddley o un “Tequila” que sin duda ha visto movimientos de cadera más engrasados que los de Ol’ George.

El concierto fue de menos a más, la rasposa voz del norteamericano fue entonándose también con los minutos, e incluso sus gimmicks y movimientos me recordaron a los del Wilko Johnson más psicótico. Bailes y complicidad la del nutrido público que dejó poco espacio en la platea y que agradeció levantando el bebercio el esfuerzo por agradar y completar un buen show de Thorogood. A la salida, disparidad de opiniones, muchos no quedaron convencidos, aunque para servidor el momento final con el asistente plantándole la toalla al artista y obligándole a tirar para el camerino ante la negativa de éste, refleja muy bien la rebeldía y actitud que aún destila este hombre en escena.