Morente & Roach
L'Auditori
24/10/20
Jordi Torrent
Enrique Morente y Max Roach, brillante baterista de los inicios del Bebop, se reunieron con sus formaciones en Las Navezuelas, cerca de Sevilla, para crear una obra de fusión entre flamenco y jazz para la Bienal de Flamenco de 1992 por encargo de su director, José Luis Ortiz Nuevo.
Anoche, en l'Auditori de Barcelona, a pesar de las restricciones obligadas por la pandemia del COVID19, se conmemoró el acontecimiento como cabecera del festival Ciutat Flamenco 2020 que promueve el Taller de Músics.
El Taller de Músics, al alimón con l'Auditori y la ESMUC, presentaron “Morente & Roach”, después de un inusualmente corto parlamento de introducción y bienvenida de uno de sus insignes fundadores, Luís Cabrera, con la friolera de 16 músicos sobre el escenario.
Las magníficas cantaoras Ana Brenes, Cristina López y Thais Hernández, desde el centro del escenario vertebraron el espectáculo que dirigía David Leiva. Alrededor de ellos, monstruos de la categoria de los cantautores flamencos Queralt Lahoz y Pepe Motos, arropados por profesores del Taller de Músics reclutados para la ocasión, trataron de rememorar el ambiente que se debió respirar en aquellas históricas jornadas.
Entre el repertorio versionaron canciones del “Omega” de Morente, entre las cuales la versión que incluyó del “Aleluya” de Cohen, o “la Aurora de nueva York”, poema de Lorca, en un espectaculo milimetrado que conseguía por momentos transportar a la atmósfera de aquella, ya lejana en el tiempo, semana de fusión i improvisación en la Sierra Norte, a 80 quilómetros de Sevilla, entre genios de la talla de Juan y Pepe Habichuela, Raimundo Amador, o percusionistas importantes como Omar Clay o Joe Chambers, entre otros.
El espectáculo Morente & Roach nos confirma que, como decía Morente, el flamenco parte de la fusión, como también el jazz. Lástima de no poder disponer de la grabación de las sesiones originales, según Luís Cabrera guardadas en una caja fuerte de los locales del Taller de Músics, desgraciadament inéditas por problemas de permisos y derechos.
Incluyendo los bailes de un Nacho Blanco decididamente sobresaliente, una gozada.
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