Con el local abarrotado, la suiza Sophie Hunger demostró, con ya seis álbumes en el mercado, que es una de las creadoras más importantes de la Europa continental en la actualidad.

La presentación de su nuevo álbum "Molecules" la ha llevado por todo el territorio, con entradas agotadas en Berlin, Berna, Zurich y Colonia, y ayer recaló en Barcelona, dentro del ámbito del Festival Curtcircuit.

Sophie Hunger, hasta hace poco sinónimo de folk-jazz minimalista, al instalarse en Berlín descubre las posibilidades musicales de la tecnología. La versatilidad de los sintetizadores modulares. Algo en la línea de Dominique A o François Breutz, aunque el referente de Sophie Hunger, dicho por ella misma, sea la inglesa PJ Harvey.

El concierto no tuvo altibajos, ni silencios, ni largas presentaciones, excepto en las ocasiones que la canción lo requería, con el encanto y la sobriedad debida, intercalando sencillas piezas de guitarra acústica con canciones en los que los teclados lo daban todo, incluyendo el flugelhorn de Alex Anérilles y la genial bateria de Alberto Malo, que llenó todos los huecos sin misericordia.

Además de desgranar el repertorio de "Molecules" tocó, por supuesto, el tema de Noir Désir "Le vent nous porterá", que le ha reportado 6 millones de escuchas en Spotify, y hasta alguna canción inédita.

Con un auditorio entregado que conocía el repertorio, Sophie Hunger dejó ayer buen sabor de boca, por su música y su particular encanto personal de chica sobria, secretamente tímida, pero que sabe lo que hace, lo que quiere, y lo que gusta a su público.