Dan Baird & Homemade Sin
Sala Razzmatazz 3
15/09/2018
Texto: Fernando Poveda
La batalla contra la leucemia de Dan Baird hizo saltar las alarmas hace unos años, siendo como es uno de esos tipos tan queridos por estas tierras, otro más de esos casos de genuinos portadores de una forma de vivir y practicar la música en desuso, que encuentra máximo respeto y veneración por una reducida base de acólitos que no fallan a cada una de sus periódicas y revitalizadoras visitas. Por suerte, a sus 64 años, la confirmación de otra de sus mini-giras hispanas, nos tranquilizó e ilusionó a todos unos meses atrás, marcando la fecha como otra cita ineludible con quizás un puntito más de excepcionalidad. Ya supera la década al frente de los Homemade Sin, contubernio formado junto a viejos compinches, con ya 5 discos a sus espaldas, el último “Rollercoaster” lanzado en 2017, donde sigue apostando por un sonido marca de la casa con pocas variaciones: ese rock’n’roll guitarrero que podríamos encontrar en cualquier bareto sureño, que igual nos sacude a toda velocidad como imprime una encantadora melancolía alcohólica.
Bastaron unos pocos segundos sobre el pequeño escenario del Razz 3, el cual ejerció de perfecto club caluroso para la ocasión con sold-out incluido, para constatar que Dan nos ofrecería la misma dosis de siempre y que su reciente enfermedad no haría rebajar su entrega ni su innata conexión con los fans. Su sempiterna mueca de estar disfrutando el show, su absoluta complicidad con la banda, su cercanía con los fans exenta de cualquier atisbo de pose o artificio, y un repertorio que rezuma honestidad y se te cala hasta la médula. Perfectamente secundado de nuevo por su alma gemela a las seis cuerdas, el infalible Warner E. Hodges, quien se complementa tanto musicalmente, ejerciendo de solista virtuoso o rellenado los huecos que deja el bueno de Dan, o escénicamente – clásicos son ya sus malabarismos girando su guitarra por su espalda, o sonriendo al lateral del escenario mientras masca ese chicle que podría ser perfectamente el mismo que saboreó en la última gira.
“Keep Your Hands To Yourself” cayó a las primeras de cambio, y otras gemas de los inolvidables Georgia Satellites fueron alimentando el setlist, tales como “It’s All Over But The Cryin’” o “Dan Takes Five” junto a otras de esta nueva andadura como “Crooked Smile” o cortes del reciente LP. En este sentido, otro punto a favor fue el contar con el batería clásico de los Satellites, el enérgico Mauro Magellan, con esa forma de tocar tan aparentemente sencilla como eficaz y precisa. Otro sospechoso habitual, Keith Cristopher, bajista original de los Homemade Sin, continua en barbecho tras un incidente en una gira hispana anterior, ya sabéis, las dificultades de combinar placer y obligaciones profesionales, por lo que su puesto lo ocupó esta vez un joven músico que se limitó a respaldar con solvencia.
Alargando el show hasta cerca de las dos horas, la banda apuntilló otra de esas noches saldadas con satisfacción general, con la parroquia sonriente acechando a los protagonistas en busca de una firma, una foto o alguna púa del amigo Warner. Dada la aceptable hora de finalización siendo sábado noche, nos acercamos a la vecina Rocksound para comentar la jugada junto a la última cerveza; los veteranos músicos, con la mente puesta en la carretera y en el siguiente garito donde reencontrarse con viejos amigos, en una cruzada admirable que muestra el amor por su oficio.
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