Pep Pascual debe ser el tipo que se ha metido en más fregaos de este país. Fregaos musicales, se entiende.

Además de colaborar asiduamente con Pascal Comelade, ha pergueñado audiciones y talleres para escolares, cursos para profesores, asesoramiento de exposiciones y cualquier propuesta para el público familiar que acontezca en cualquier punto de nuestra geografía, generalmente relacionado con el reciclaje de sonidos.

En la sala Noble del Convent de Sant Agustí, en el marco del No no Logic Festival, tuvo lugar anoche una sobrada demostración de que cualquier instrumento vale para organizar una velada musical de calado.

Con cara de niño con juguetes nuevos, demostró a su público que puede producir sonido con una pajita de sorber coca-cola y sacarle notas recortándola longitudinalmente con una tijeras, rescatar el alma melódica de una calabaza y crear atmósferas sonoras con unas decenas de instrumentos de souvenir llegados de todas partes, apoyado de un looper de pedal, su saxofón y una personalidad carismática.

Con músicos así, los luthiers del mundo tendrán que buscarse otro trabajo.