Critica del concierto de Molly Hatchet en Razzmatazz sala 2 (Barcelona) el 19 de Diciembre de 2016La mas completa agenda de conciertos y bares, asi como la biografia y discografia de los principales grupos que tocan en Barcelona.
    

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Molly Hatchet
Sala Razzmatazz 2
19/12/2016

Texto: Max G. Lavarello
Cartel promocional

El caso de Molly Hatchet es particular. Cualquiera que hubiera dejado de prestarles atención a mediados de los ochenta, después de su época de máximo esplendor, pensaría que la banda que tocó hace unos días en Razzmatazz 2 era un sucedáneo, una suerte de banda de versiones, pero no, porque lo cierto es que la formación que pudimos ver sobre el escenario tiene ya algunos discos en su haber. Y sí, con el nombre de Molly Hatchet. Y es que los cambios en las filas de estas leyendas del hard southern rock, oriundas de Jacksonville, Florida (igual que Lynyrd Skynyrd, que siempre gozaron de más credibilidad), han sido más que numerosos a lo largo de su trayectoria. Se hicieron un hueco en la élite del rock sureño con sus dos primeros discos, “Molly Hatchet” (1978) y “Flirtin´With Disaster” (1979), cuyo tema homónimo es, a la postre, su mayor éxito. A partir de ahí, el baile de nombres en el seno del grupo fue una constante, aunque eso no ha sido impedimento para que los Hatchet hayan seguido publicando trabajos hasta el día de hoy, con mayor o menor fortuna, pero sin alcanzar jamás las cotas de calidad ni popularidad conseguidas con aquellas dos primeras obras de estudio. Y si la banda, o al menos su nombre, sigue activa en la actualidad, es sin duda gracias al tesón del guitarrista Bobby Ingram, quien se ha ocupado de mantener vivo su legado desde que ingresara en el grupo en 1987 y, poco a poco, se convirtiera en el capitán del barco.

Efectivamente, entre los músicos que ocuparon las tablas de la sala barcelonesa no se encontraba un solo miembro original. Quien esto escribe contaba con la esperanza de que Dave Hlubek, guitarrista y miembro fundador, fuera a hacerse cargo de una de las guitarras, pero no tuvimos esa suerte. Hlubek regresó a la banda en 2005, aunque su delicado estado de salud no le permite estar en todas las giras que el grupo lleva a cabo. El público es sabedor de esta situación, y quizá por ello decidió que era mejor resignarse y disfrutar de lo que estos, por otra parte, muy competentes músicos, tuvieran a bien ofrecernos. Y lo que Molly Hatchet nos ofreció fue, como era previsible, un repertorio basado en sus dos primeros álbumes, que, a fin de cuentas, es lo que los que allí nos congregamos habíamos ido a escuchar principalmente. Temas perennes en sus actuaciones, como “Gator Country”, “Whiskey Man”, “Bounty Hunter”, “The Creeper”, “Jukin’ City”, “One Man’s Pleasure”, o la versión de Allman Brothers, “Dreams I’ll Never See”. También, como no podía ser de otra manera, la mencionada y aclamada “Flirtin’ With Disaster”, un clásico en toda regla, dicho sea de paso, con la que cerraron el concierto. Hubo algunas concesiones, pocas, a temas de otros discos, como el también habitual “Beatin’ The Odds” (proveniente de su tercera obra de estudio, del mismo nombre), el épico “Devil’s Canyon” (igualmente, el tema título de su octavo álbum, ya de los años noventa), “Edge of Sundown” (extraída del primer álbum en solitario de Danny Joe Brown, el siempre recordado cantante original del grupo, en el cual participó Bobby Ingram justo antes de entrar en Molly Hatchet), o el potente y pegadizo “Been To Heaven, Been To Hell” (perteneciente al último disco de estudio, “Justice”, publicado en 2010, que contaba con el line-up que pudimos ver en la mediana de Razzmatazz.

La banda en sí, como dije antes, está compuesta por músicos de sobrada calidad. Tim Lindsey, bajista, ha tocado en repetidas ocasiones junto a Gary Rossington, de Lynyrd Skynyrd; Shawn Beamer, baterista, tiene una pegada incontestable y una actitud sacada directamente de los gloriosos años setenta, mascando chicle sin cesar y con un ventilador agitando su rubia melena todo el tiempo; Phil McCormack, que lleva cantando en el grupo desde 1995, es un buen frontman, simpático y poseedor de una voz curada a base de bourbon que no dista mucho de la del mencionado Danny Joe Brown (que fue, de hecho, quien lo eligió como sustituto); John Galvin, teclista, lleva en el grupo más de treinta años, y su buen hacer se antoja aún más necesario teniendo en cuenta que Bobby Ingram es el único guitarrista sobre el escenario. Ingram, por su parte, es un músico más que solvente, aunque hay que decir que ello no es suficiente, en mi humilde opinión, para hacernos olvidar que la formación original de Molly Hatchet contaba con tres guitarristas. Aunque cuente con la inestimable ayuda de Galvin y aunque use un octavador para enriquecer algunos pasajes, es imposible no pensar en ese triple guitar assault del que también hacían gala otras grandes bandas del género, como The Outlaws.

En cualquier caso, a pesar de la ausencia de Hlubek y de que fuera una fría noche de lunes, pudimos disfrutar de una entretenida velada escuchando temas que ya forman parte de la historia del rock americano más genuino, interpretados por buenos músicos, y hay que apreciar el hecho de que pocas bandas clásicas de rock sureño se acercan por estos lares. Si me pidieran otorgarles una calificación, creo que un siete sería una nota justa.





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