Aparcados los North Mississippi Allstars y sus innumerables proyectos y colaboraciones momentáneamente, el guitarrista de Tennessee decidió publicar un nuevo disco en solitario este mismo año “Blues & Ballads: A Folksinger’s Songbook, Vol. 1 & 2”, en directo y acústico, rindiendo tributo una vez más al folk y al blues más rural del sur americano, esta vez si cabe, aún más desprovisto y desnudo. Para su primera incursión en solitario en la ciudad, nada como la cercana Jamboree, donde un puñado de los habituales “connoisseurs” de la música en directo barcelonesa aguardaban en sus localidades a un Luther que se hizo esperar, no sólo a los presentes sino incluso al batería italiano que le acompaña en esta gira, presentando un formato al que lleva recurriendo ya algunos años y que quizás debería mutar ya en una banda algo más completa.

Mientras afinaba nos iba relatando su periplo en el aeropuerto, haciendo gala de un buen humor muy sureño, con ese acento inconfundible, y casi sin darnos cuenta inició con la acústica un concierto que durante hora y media larga mostraría las virtudes de uno de los máximos exponentes actuales en cuanto a blues pantanoso y polvoriento se refiere, no exento de momentos más eléctricos. Ya fuera sentado, en pie luciéndose con esa singular guitarra formada a partir de una lata de café, o levantándose para dirigir sus lamentos a capela a las primeras filas, demostró que sigue poseyendo el blues, con esa naturalidad que le viene heredada, ajena a imposturas y que tipos como R.L. Burnside le inculcaron, tanto en lo musical como en lo vital, como él mismo contó durante el show. Temas del mismo Burnside, Dylan (“Memphis Blues Again”) o Robert Johnson (“Stop Breaking Down”), se fueron turnando con otros ya conocidos de los NMAS (“Let It Roll”, “Ain’t No Grave”, “Rollin’ And Tumblin’”), y junto a alguna pieza instrumental más experimental que se hizo algo turra y que mostró la capacidad del muchacho con el slide y su dominio de las seis cuerdas.

Tras asegurarnos que en los USA se dice que el público español es de lo mejorcito que hay, intercambiar bromas con su compinche y socializar con la audiencia, quizás debido a varios chupitos que iba requiriendo a la barra y que lo dejaron contento, puso punto y final a una agradable velada donde la música más orgánica y pura inundó el espacio de la mano de un privilegiado, alguien que retrocede casi un siglo en el tiempo para presentar algo genuino y con alma. Así se despidió él también, charlando con los fans tras el bolo, fotos y firmas que rubrican un disco y una gira que remiten al lado más humano y personal de Dickinson.