FM + Electric Boys
Sala Razzmatazz 3
20/11/2015
Texto: Sammy Tylerose
FM y Electric Boys, extraños compañeros de cama. Los primeros, británicos, adalides del AOR europeo que, si bien nunca lograron subir a la primera división de la popularidad, 30 años después de su formación siguen siendo un referente del género en el viejo continente. Los segundos, todo un clásico del hard rock -me niego a etiquetarlos como funk metal- escandinavo con más de 25 años de carrera, revividos de sus cenizas hace un lustro tras la disolución ¿definitiva? de Hanoi Rocks (recordemos que Conny Bloom -cantante y guitarra- y Andy Christell -bajista- formaban parte del line up en la última etapa de la mítica banda finesa). Un cartel tan ecléctico como atractivo.
Electric Boys pisaban de nuevo la Ciudad Condal tras su triunfal visita 5 años atrás. De acuerdo, en Rocksound éramos cuatro gatos y la banda se presentó en formato “low cost” con tres de sus cuatro miembros habituales, pero aquello moló mucho. En esta ocasión se acercaron a Barcelona con su formación de gala, el cuarteto original que grabó el clásico "Funk-O-Metal Carpet Ride" (1989). De hecho, a pesar de contar con un recomendable LP editado en 2014 ("Starflight United"), el pretexto de la gira es el 25º aniversario de su aclamado debut y, en consecuencia -y porque sus fans no perdonarían su ausencia-, sus viejos singles como "Psychedelic Eyes", "Electrified" -con fragmento del "Spirit of the Radio" de Rush incrustado-, "Freaky Funksters" o "Rags to Riches" configuran la columna vertebral del repertorio. Canciones preñadas de groove y buenas vibraciones hard rockeras, sí, con ramalazos funky, que han aguantado fantásticamente el paso del tiempo. Buena parte de la culpa la tiene el Sr. Bloom, un tipo majísimo cuyo reloj biológico se paró en los 30 años, fenomenal entertainer, vocalista y guitarrista que hasta tuvo el detalle de ceder su instrumento a un chaval del público para que ejecutase un solo. Sus compañeros de banda no le andan a la zaga: Andy Christell, con su inconfundible look hare krishna, y el barbudo hipsteriano de Niklas Sigevall configuran una muy eficaz base rítmica, mientras que Franco Santunione, a pesar de sufrir el síndrome Paul McCartney -al envejecer tu rostro se convierte en el de una señora mayor- es el perfecto complemento guitarrero a Conny. Electric Boys no actuaban ante su público, el grueso de la audiencia estaba allí por FM, pero todos sus temas fueron bien recibidos y abandonaron el escenario con una calurosa ovación.
Aunque, personalmente, yo sea más de AOR setentero -ya sabéis, Journey, Foreigner, Reo Speedwagon, Styx y compañía- que ochentero, mi olfato me decía que un show de FM no me defraudaría. Las bandas de este género, que en ocasiones abusan del azúcar en el estudio, suelen desmelenarse y endurecer su propuesta en directo y, afortunadamente, estos caballeros británicos no fueron una excepción. Con la inicial "Digging Up the Dirt" -perteneciente a su fibroso y reciente "Heroes & Villains”- ya dejaron claro que habían venido a rockear. Bien arropados por una entregada legión de fans que llenaba tres cuartos de sala, fueron desgranando de manera musculosa sus pretéritos hits de culto como "I Belong to the Night", "Don't Stop", "Tought it Out" o "That Girl" junto con temas de reciente cosecha como "Life is a Highway" (puro Van Haggar), "Tough Love" o ese ciclón llamado "Wildside". Y si a nivel instrumental FM cumplen con las expectativas rockeras, las cuerdas vocales de Steve Overland elevan al conjunto a otro nivel. Sabía que este tío canta bien, su reputación y su legado discográfico le precede, pero es alucinante como un señor con aspecto de tu corredor de seguros de confianza guarda en su interior ese tesoro. En tantos años de conciertos, pocas veces he presenciado una voz tan diáfana y cristalina a la par de cálida y acogedora, un placer para tus oídos que, por relacionar con referentes conocidos por todos, se podría emparentar con la de Paul Rodgers o la de Danny Bowes de Thunder. Tras esplendida horita y media de AOR pata negra, fin de fiesta con una emotiva "Story of my Life" -la línea entre el rock orientado para adultos y la canción ligera a veces es tan fina...- y una juerguista "Other Side of Midnight", con el teclista Jem Davis levantando su culo de la banqueta para sacar a pasear su guitarra-teclado estampada a imagen y semejanza de la legendaria Frankenstrat de Eddie Van Halen.
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