La vuelta de Pepper Keenan a su banda madre ha otorgado a esta gira un carácter realmente especial y digno de ver dentro de la gran oferta de bolos, sobretodo para aquellos que veneramos los ’90 en su amplia variedad, y que valoramos el metal pantanoso que estos tipos facturaron veinte años atrás con “Deliverance” y “Wiseblood” a la cabeza. Aunque los otros tres miembros tocaron en el Estraperlo poco tiempo atrás, es con el retorno de su líder cuando la cosa retoma color, sabiendo el peso que tuvo su entrada en el combo a nivel compositivo y vocal en su momento. El precio del ticket quizás influyó negativamente en que el número de asistentes acompañara a la magnitud del evento, fans incondicionales sí, pero a buen seguro que mucha gente que los respeta y conoce su importancia se hubiera acercado en otra tesitura, por lo que al llegar diez minutos antes de la hora anunciada me sorprendió el desolador paisaje, cosa que fue mejorando algo según avanzó el show.

Apareció Keenan solo para presentar a un colega que les iba a ejercer de telonero, y mientras éste se sentaba en un lateral birra en mano y lanzando signos de aprobación a los presentes, su amigo nos deleitó con versiones de Thin Lizzy acompañado únicamente de su guitarra (¿?). Tras un confuso cuarto de hora, COC aparecieron ahora sí para descargar un repertorio basado en los dos discos mencionados y que formó un acertado repaso a sus 4 o 5 discos cumbre. La crudeza de los acoples de la tenebrosa “These Shrouded Temples”, el riffeo crossover de “Señor Limpio” y la mala baba de “King of the Rotten” despejaron dudas sobre la compenetración impecable de los cuatro miembros, aunque lastrada por el siempre lamentable sonido de esta sala, con la voz perdiéndose entre la bola sonora o con la dificultad para apreciar la guitarra de Woody Weatherman. Parece mentira que pasen los años y salvo en contadas ocasiones siempre salga uno descontento del sonido en Razz 1 y 2. Aún así, efusivo el guitarrista en escena en contrapunto a un absorto Mike Dean a las cuatro cuerdas, superconcentrado y preciso, aunque lo recordaba más expresivo cuando lo vi como miembro de Vista Chino. Cayeron varias perlas de “Wiseblood” como “Long Whip/Big America”, algun tema más reciente, o incluso “13 Angels” del disco que los hizo evolucionar a un rock más sureño, “America’s Volume Dealer”, bajo la batuta del de Mississippi, el cual se mostró complacido de volver por aquí tras tantos años (COC telonearon a Megadeth y Metallica en las ya lejanas giras de “Youthanasia y “Load”).

En la recta final, la pesada intro de “Albatross” puso las cosas en su sitio, temazo con la batería de Reed Mullin aportando la dosis adecuada de groove (¿cuánto ha engordado este hombre?), y agitó el ambiente junto al boogie contundente de “My Grain”. Ya en los bises no bajaron intensidad, hubieron pogos con la metálica “Vote with a Bullet” del primigenio “Blind” y remataron con “Who’s Got the Fire” y su clásico “Clean my Wounds” como perfecto colofón, con los headbangings presentes en las primeras filas. De este modo, el concierto saldó una cuenta pendiente para muchos, la de ver sobre las tablas a la formación clásica de Corrosion of Conformity, mientras el futuro parece nos deparará un nuevo disco, siempre y cuando Pepper pueda combinar a los momentáneamente aparcados Down de Phil Anselmo, con ésta, la banda que lo situó en el mapa, y que parece alberga futuro, tras demostrar que ha retomado la senda con renovadas energías.