Los amazics son el pueblo autóctono, originario, del norte de Àfrica. Amazic significa «hombre libre» y denomina a los contemporáneos bereberes, cuya música, reinterpretada con la ayuda de un grupito de rumberos del carrer de la Cera, integrantes del proyecto Rumba Vella, al amparo del Taller de Músics, constituyeron hace siete años la formación Rumbamazigha que tocó anoche en la sala Apolo.

Al combo se suman también los veteranísimos Yannis Papaioannou y Aniol López, cuya carrera ya es por todos conocida, y el líder de Yacine & The Oriental Groove y de los disueltos Cheb Balowski entre otros mil proyectos, Yacine Belahcene, incansable vocalista y animador del cotarro.

Jack Tarradellas a la voz y guitarra rumbera, Massinissa Aït-Ahmed a la guitarra acústica y también voz, Toni Reyes al bajo, más los músicos ya mencionados, exhiben un directo potente, un torrente incansable de sonidos mediterráneos -aunque suene a tópico, cualquier otro calificativo desperdiciaría exactitud-, de Algeciras a Estambul.

La influencia bereber de Belahcene y Aït-Ahmed se ensambla con la rumba de Tarradellas y Reyes y el laud de Papaioannou le confiere destellos del sonido más oriental de nuestro pobladísimo y multicultural mar.

El resultado fué una hora y media de música sin pausas en la que se atrevieron a versionar la popularísima «l'Estaca» de Lluís Llach, y no faltó por supuesto el «Achilipú» ni la conocida canción de boda argelina «Sidi Habibi».

Casi final del concierto se subieron al escenario el padre y el hermano de Toni Reyes, de los Reyes del barrio del Portal, que se arrancaron con «¡Joder!», una rumba de protesta chirigotesca en la que el público coreó el socorrido verbo con entusiasmo.

En fin, una noche de música y baile, con espontánea incluída, propiciada por el festival Connexions que ha organizado el Taller de Músics con Bankrobber este otoño con indiscutible puntería. Conexiones musicales para una ciudad cuyo capital emocional más importante es precisamente su cultura mestiza e iconoclasta.