Ver un concierto de Michael Monroe en pleno 2014 produce una paradójica sensación: de revisitación de un pasado lejano, celebración de ese rock’n’roll salvaje y visceral, legado de la escuela de los Dolls y los Dead Boys, del cual Monroe es uno de sus últimos exponentes; y al mismo tiempo, presenta a un artista que basa su concierto en su recién publicado “Horns and Halos” (número 1 en su Finlandia natal), en plena forma, y con un presente inmejorable, incansable en giras y con altas cotas de popularidad en su tierra (forma parte del jurado de la versión finesa de “La Voz”). Así lo supieron ver los rockeros barceloneses que casi llenaron Razz 2, ante un señor de 51 años, que sigue partiéndose la crisma noche tras noche con su contagiosa energía y con un show que se come con patatas a la mayoría de la variada oferta de esta ciudad.

Tuvimos la posibilidad de calentar motores con los ingleses Shock! Hazard y con el nuevo combo de los Cinderella Jeff LaBar y Eric Brittingham, Cheap Thrill. Los últimos, acompañados del desconocido por estos lares Brandon Gibbs como frontman, parecen ser tan sólo un divertimento para ambas partes, salir a la carretera por un tiempo mientras se exprime el cancionero propio, la cosa no fue más allá y acabaron con una sorprendente “Home Sweet Home” de Motley Crüe (¡!). Con una voz tan característica como la de Cinderella, dificil empatar con el voluntarioso Gibbs, aunque no estuvo mal corear “Fallin’ apart at the Seams”, “Gypsy Road” o “Heartbreak Station”.

Michael Monroe en cambio salió a cuchillo, entrega total desde el minuto 1, descargándonos su reciente LP casi entero, intercalando algún tema de su anterior “Sensory Overdrive”, cuando dio forma a esta nueva banda que ya le acompaña desde hace casi un lustro. Así abrió con “Horns and Halos”, “TNT Diet”, “Half the Way” o “Trick of the Wrist”, respaldado por unos músicos en perfecta compenetración tanto musical como escénicamente, sin duda entre lo mejor que hay a día de hoy si queremos degustar buen rock’n’roll. Sami Yaffa al bajo sigue siendo el puto amo, más de 30 años al lado de Monroe, tablas, carisma y vitalidad de un hombre que parece haber hecho un pacto con el diablo. El ex-Black Halos Rich Jones es el chico nuevo a la guitarra, encaja como un guante, para nada hechamos de menos a Ginger o a Dregen y además, se entiende con Steve Conte, mano derecha de Monroe a las seis cuerdas.

Y es que aunque no sea tu primera vez con él, difícil no entusiasmarse cuando Michael no para de bajarse a las primeras filas, de cantar encima de la barra, de espatarrarse o de mostrar su pericia con el saxo o la armónica. Ningún pero puede ponerse, este tío sabe como montar un buen show, personifica el rock’n’roll! Los recientes singles, “Ballad of the Lower East Side” donde se añora el encanto de la vieja NYC, aquella en que los tugurios y yonkis poblaban una Manhattan hoy ocupada por restaurantes de diseño y yuppies y la melancólica “Stained Glass Heart”, para mí lo mejor del nuevo LP, confirmaron que la apuesta por los nuevos temas fue un acierto total.

Aún así, inevitable recuperar “Nothin’s Alright” y “Hammersmith Palais” en el tramo final, cuando se notó por la reacción de la gente que se han convertido en himnos del ya lejano disco de Demolition 23. “Underwater World” y “Malibu Beach”, con la que cerró, nos llevaron a los primeros 80, cuando al frente de Hanoi Rocks y sin llegar a los 20, Michael Monroe inició una carrera que, aunque más influyente que reconocida a nivel internacional, se encuentra a estas alturas en su punto más alto desde los tiempos de Hanoi, y nosotros que lo podamos seguir disfrutando!