Bad Religion colgaron el cartel de “Entradas Agotadas” en su visita a la Sala Razzmatazz 1 de Barcelona. La banda californiana supo mezclar los éxitos de su larga carrera con los temas de su ultimo largo “True North”, muy apreciados por los asistentes.

Al entrar en el Razzmatazz el ambiente era el de las grandes citas: ni un solo rincón de la sala estaba vacío y los Against Me! estaban acabando su actuación que lamentablemente no llegué a ver. Un público de varias edades llenaba hasta la planta de arriba, y los veteranos fans de la primera época se mezclaban con adolescentes entusiastas por poder ver a esta mítica banda en la Ciudad Condal después de varios años.

En el momento en que la banda salió al escenario se desató la locura entre el público y al sonar “Fuck You” las cervezas empezaron a volar por los aires. Ni tan solo las cantadas ausencias de Greg Hetson, ex-guitarra y también miembro de Circle Jerks, y de Mr. Brett, padrino de la discográfica Epitaph, pudieron decepcionar a los asistentes. Los Bad Religion se sobrepusieron con gran oficio a los evidentes problemas de sonido de los primeros tres temas y volvieron a romper con el clásico “Stranger Than Fiction”, de su homónimo disco de 1994.

El setlist siguió su curso a través de los treinta y cinco años de carrera de la banda, pasando desde las clásicas “Anesthesia” y “Sanity” a auténticos himnos como “You” o “21st Century Boy”. No faltaron canciones extraídas de los últimos álbumes, tales como “True North” o “Sorrow”. Los californianos mostraron toda la potencia de su repertorio, consiguiendo conectar con el público a pesar de los años de giras a sus espaldas. Aunque para mi ellos siempre serán los de aquellas revistas de los noventa, la edad empieza a notarse en sus directos, donde los saltos son menos y la presencia escénica es más bien posada.

La parte central del concierto acabó con el hit “Punk Rock Song”, coreado por el público, mientras los Bad Religion salían brevemente de escena para volver con cuatro temas extra entre los cuales destacaron “Generator” y “American Jesus”.

Definitivamente Greg Graffin y sus compañeros volvieron a demostrar el porqué se les considera una de las bandas más influyente del punk californiano: sus coros, sus letras y sus riffs no dejan indiferentes después de tanto tiempo.