Carlos Chaouen presentó dentro del festival BarnaSants las canciones de su recién estrenado sexto disco de estudio ‘Respira’, el resultado del nuevo proceso de libertad creativa de Chaouen. Escrito entre Madrid y Cádiz, y grabado en Sevilla con Joaquín Calderón. Canciones con nuevos ritmos, que van desde su vocación más rockera, otras con arreglos más acústicos que nos recuerdan a sus primeras canciones, y sin dejar en ningún momento el acento del sur con toques flamencos.

Chaouen abrió el concierto solo con su guitarra con ‘El loco de la noche’, ‘La vida tiene estas cosas’, ‘Pintando en el cielo’ y ‘Privado’ (dedicada a la gente enamorada), para dar paso a las canciones del nuevo disco, junto a los músicos que le acompañarán el resto del concierto, Alejandro Martínez (teclados) y Miguel Ballester (batería y cajón).

Empiezan a sonar los primeros temas del nuevo disco, con‘Animales’ y ‘Días azules’, del que Chaouen dice ser su mejor trabajo. En ‘Mundo numérico’ Carlos viene a decir que no todo es numérico ni cuantificable. Un Chaouen más comprometido en temas como en la magnífica ‘Orden de disparar’ y en ‘Medio ambiente’. Canciones con aires flamencos y con duende que nos transportan en ‘El tiempo’, ‘Flores secas’ y ‘Ese querer’ a algo mágico y auténtico con un Chaouen en su estado puro.

Entre medias suenan grandes canciones de discos anteriores, como ‘Corazón’, ‘Amapolas’ o ‘No me canso’, en las que destacan dos auténticas joyas como ‘Vente’ y ‘Semilla en la tierra’ que deberían estar entre las mejores canciones de la historia de nuestro país. No faltan los diálogos habituales de humor inteligente de Chaouen con el que se acerca al público.

Un universo en el que confluye el horizonte, la luna, el cielo, el aire o el viento, y donde el único destino es volar hasta el fin. Un Chaouen ‘Desatado’ haciendo puentes, y canciones, con sus modos de vivir. Para acabar, con ‘Un poco de respirar’, canción que da título al disco, y nos insufla oxígeno en el pulmón, con sabor al aire del campo y la sal del mar en su regreso a su Cádiz natal.

La voz desgarrada de Chaouen nos acerca todo su arte hecho poesía, donde se funden satisfacciones, miedos, deseos y nostalgias, a veces en clave de ironía, que consiguen cambiarnos el estado anímico en cada escucha.