Esperadísima la gira de Michael Monroe con su nueva superbanda, desde que se conoció su vuelta en solitario hace algún tiempo, acompañado por Ginger y Steve Conte a las guitarras más su compañero de fatigas Sami Yaffa al bajo y Karl Rockfist a los parches. Más tras la publicación de "Sensory Overdrive", buen disco que confirma la buena salud del finlandés en estudio, como se comprobó con el último LP de Hanoi Rocks y a sabiendas de que en directo nunca falla, como pudimos comprobar en Razzmatazz 2.

Para completar la noche abrieron los canadienses White Cowbell Oklahoma, lo que hizo que mucha gente entrara antes en la sala para verlos. Musicalmente correctos, calentaron el ambiente con su pinta de showmans de Las Vegas y temas rockeros como "Put the South in your Mouth", aunque a mí en directo me sonaran más a bandas tipo Gluecifer. Mención aparte para el divertido numerito de la sierra mecánica, mientras la sala gritaba lo de "Chainsaw! Chainsaw!", alentando al más zumbado de la banda, quien dejó de tocar el cencerro para cortar papel higiénico! Además acabaron con "She" de Kiss, lo que siempre se agradece...

Aunque lo mejor de la noche estaba por llegar, ya que el arranque de concierto de Michael Monroe fue brutal, enlazando sin descanso varios temas de su nuevo disco, tales como "Trick of the Wrist", "Got Blood?" y "Modern Day Miracle", con Monroe derrochando energía por todo el escenario y la banda sonando engrasada y compacta, como era de esperar viendo de quien se trata. Resulta sorprendente comprobar el envidiable estado de forma en que permanece este hombre, al borde de los 50 tacos, y como baila, salta o se abre de piernas en el suelo. Aunque lo hayas visto antes, sus juegos con el pie de micro o su manía por colgarse del techo siempre sorprenden y te convencen de que es único en su especie.

Después cayeron los inevitables clásicos de Hanoi: "Motorvatin'", "Back to Mistery City", de su etapa en solitario: "Not Fakin' it", "Dead, Jail or Rock'n'Roll", y los mejor recibidos, los del disco de Demolition 23: "Nothing's Alright", "Hammersmith Palais" o "Dysfunctional" con Michael teatralizando la letra y ejerciendo de frontman rockero definitivo. Versiones de Damned y Johnny Thunders como llevan haciendo toda la gira, más el "Blitzkrieg Bop" ramoniano como fin de fiesta con el cantante a la batería.

La banda se ha adaptado al repertorio a la perfección, y Steve Conte encaja como un guante con su look a lo Johnny Thunders. Se nota además la complicidad entre ambos y Sammi Yaffa, quien en segundo plano aporta presencia y se muestra tan carismático como de costumbre. Ginger más a su bola, cumple sin más, se ha comentado que estaba de resaca (¿?), y sólo tomó más protagonismo en los bises para cantar en el recuerdo a Joey Ramone.

No sé cuanto tiempo más podremos disfrutar de esta banda junta, pero al menos nos llevamos uno de los conciertos del año hasta el momento en Barcelona, disfrutando de un tipo de show al que cada vez es más dificil asistir. Esperemos vuelvan de nuevo este año, ya sea en algún festival veraniego o, a ser posible, de nuevo en sala.