Increíblemente no se llegó a llenar del todo la pequeña sala Mephisto ante lo que se podría definir como la forma más digna en la actualidad de llevar a los escenarios el legado de los “desérticos” Kyuss. Y quien mejor que su frontman, John García, de llevar las riendas de su antigua banda.

¿Son Kyuss una banda de culto? Parece que sí, que solo unos pocos creen en el legado de esta magnífica e influyente banda, y si lo comparamos con los grupos que surgieron de ahí, uno no acaba de entender que pasó para que no pudieran llenar un Mephisto cuando deberían haber llenado un Razzmatazz o un Apolo como mínimo. ¿Dónde estaban esos fans que abarrotan los shows de Hermano y Queens of the Stone Age y que ansían con devoción algún tema de su banda madre?

Para los que estuvimos allí era realmente un momento mágico el poder disfrutar de unas canciones que marcaron con la nota más alta, la descafeinada escena musical de los ´90. Ante la negativa del otro líder de la banda, Josh Homme, de reunirse con su viejo amigo, a García no le quedó más remedio que embarcarse en esta pequeña gira que hará las delicias de todos sus seguidores. Tampoco hubo ningún miembro ilustre acompañándolo, ni Brant Bjork, ni Nick Oliveri, ni Scott Reeder o Alfredo Hernández, por lo cual tres músicos holandeses desconocidos tuvieron el honor de estar a su lado.

No creo que haga falta enumerar los temas que nos entregaron porque cualquier seguidor del grupo podría acertarlas con facilidad, pero sí destacar la presencia de John García sobre las tablas, con un chorro de voz apabullante y muy bien respaldado por una sección rítmica a la altura, sin poder decir lo mismo de un guitarrista muy mediocre que desentonaba un poco con el resto de sus compañeros. Destacar a un público impresionante, muy metido en el show desde el principio y desatando una locura digna de cualquier concierto de Slayer.