A pesar de la importancia y el buen rollo general que comporta cada nueva edición del Ripollet Rock, un regusto malsano se apodera de nuestros cuerpos, que tiemblan ante la llegada de la vuelta al trabajo. Y claro, no hay nada mejor que pillar el último colocón vacacional con una buena dosis de metal. En esta edición, ante el temor de la lluvia que se dejó caer justo en los momentos previos al festival, hizo retardarse a la audiencia, que finalmente no falló, congregándose un buen número de metalheads ávidos y hambrientos de música.

Azrael fueron los encargados de iniciar la velada, aunque realmente tampoco sé si tocaron, ya que cuando llegamos salían a escena Ktulu. A la banda de L´Hospitalet hacía mucho tiempo que les perdí la pista, pero por lo visto esta noche, siguen igual de tremendos que en sus mejores tiempos, cuando reinaban el mundillo del metal hispano con ese himno “Apocalipsis 25 D”, de la banda sonora de una de las mejores películas que se han creado en este país, “El día de la bestia”. Tampoco sé si queda algún componente de la última formación, aunque tampoco se les echó en falta ya que al frente sigue estando Willy, uno de los mejores frontmen que ha dado este país y de un mínimo e injusto reconocimiento. Esperemos que les vayan bien las cosas y que nos sigan apabullando con su original propuesta metálica.

Los portugueses Moonspell eran el plato fuerte de la noche. Es increíble el poder de convocatoria y el funcionamiento perfecto de la banda, que en mi humilde opinión son la banda más grande de metal gótico de la actualidad. Solo con la presencia de su cantante, Fernando Ribeiro, el escenario cobra otra dimensión, llenándolo por completo tanto por su elegancia como por sus movimientos, así como la relación con el público y claro está, lo más importante, con una voz descomunal.

Comenzaron muy cañeros con temas como “Tenebrarum oratorium” un viejo corte de “Under the moonspell” y que en octubre formará parte de su nuevo álbum “Under Satanae”, que no es otra cosa que la regrabación de dicho álbum y las demos de su debut “Anno Satanae”, con nuevas remezclas. Pero cuando se pudo disfrutar de los auténticos Moonspell, la banda que llegó a lo más alto, fue cuando interpretaron algunos de sus grandes éxitos, como “Opium”, “Vampiria”, “Nocturna” o “Soul sick”, aunque a muchos nos quedó un sabor de boca amargo ante la falta de canciones como “Second skin”, “Mephisto” o “Magdalene”. Aun así no se les puede reprochar nada pues su actuación fue fantástica.

Y para terminar, la banda local Atlántida. No entiendo como dejan para el final una banda desconocida cuando además el reloj marca algo más de las cuatro de la mañana. El recinto Cadesbank comenzó a vaciarse y ni tan siquiera una versión de Baron Rojo lo consiguió aunque al menos alegró algo a los pocos que aun aguantábamos por ahí.