Triple cartel con los metálicos Hammerfall, los legendarios hard rockeros Krokus y una de las nuevas sensaciones del hard melódico, los suecos The Poodles. Llenazo en la mediana Razzmatazz con un público entregadísimo a pesar de ser domingo.

The Poodles tienen el dudoso honor de ser una de las bandas que participaron en la selección del festival de Eurovisión, ese que encumbró a Lordi, pero sin embargo no llegaron a representar a su país. Ni ganas de que lo hicieran pues una banda como ellos, por méritos propios debería estar en lo más alto de los charts de todo el mundo al igual que ya lo han hecho en su país. Su propuesta está cargada de un excelente hard melódico muy próximo a Gotthard y su álbum “Metal will stand tall” a pesar de no ser un disco excitante sí que tiene buenos momentos. Pero en directo, amigos míos, la cosa cambia. Compenetradísimos, con un perfecto sonido hicieron las delicias de los presentes algo que a la propia banda se le reflejaba en su alegre y sorprendido rostro.

Los veteranos Krokus presentaban nuevo álbum, “Hellraiser”, con Marc Storace al frente y como único superviviente de la formación más mítica, ofrecieron un gran show con un sonido algo embarullado pero lleno de grandes temas. “Heatstrokes” fue el tema que encendió la mecha durante los 45 escasos minutos que estuvieron en escena. Dos fueron las que cayeron de su nuevo álbum, “Hellraiser” y “Angel of my dream”. Pero a partir de aquí comenzó la fiesta de verdad: “Bad boy, rag dolls”, “Screaming in the night”, una “American woman” que ya han hecho suya, “Easy rocker”, “Rock city” y como colofón final, “Bedside radio”. Realmente se hizo cortísimo y desde aquí reivindicamos su vuelta pero de cabeza de cartel.

Y lo que son las cosas, el tedio se cebó con la a priori banda más importante. Grandes músicos, no lo pongo en duda, pero siguen sin demostrar nada en directo. Su nuevo álbum “Threshold” ha dejado más que frío a sus seguidores sin embargo fueron unos cuantos temas los que rindieron homenaje a este trabajo como “Rebel inside”, “Reign of the hammer”, “Natural high” o la propia “Threshold” que dio comienzo a este quiero pero no puedo. “Renegade” y “Legacy of kings” fueron el camino de desahogo para facturar algo coherente y realmente fueron los mejores momentos con canciones como “Heeding the call”, “Raise the hammer”, “A legend reborn” o “Let the hammer fall” además de las que dan nombre ha dichos trabajos. Tampoco podía faltar su himno por excelencia “Hammerfall”. Aun así, sin duda, fueron lo más flojo de la velada y no es la primera vez que me pasa, siempre han pecado de los mismos fallos.