Critica del concierto de Patriarcas de la rumba en La Paloma (Barcelona) el 31 de Mayo de 2006 - AtizaLa mas completa agenda de conciertos y bares, asi como la biografia y discografia de los principales grupos que tocan en Barcelona.
    

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Patriarcas de la rumba
La Paloma
31/05/06

Texto: Javi Guallar
Foto: Rockimprès

Clase excepcional de geografía e historia de la rumba catalana la otra noche en La Paloma con motivo de la presentación del disco “Cosa Nostra” de Patriarcas. En el escenario pudimos ver varias generaciones de rumberos procedentes de los diferentes focos creativos del género, como dejó muy claro Sicus Carbonell (Sabor de Gracia) en la presentación de los presentes: después del nombre y, en su caso, del instrumento, iba añadiendo su origen: “este, gitano de Gracia, aquel, gitano de Mataró, …”

Así es como pudimos visualizar la geografía de la rumba catalana viendo la procedencia de los cinco Patriarcas, Tío Paló (barrio de Gracia), Tío Toni (barrio de la calle de la Cera), Tío Pepe “El Chino” (barrio de Hostafrancs), Tío Joanet (Mataró), Tío Rafael (Lleida), y del resto de músicos y acompañantes a las palmas y el baile, venidos en su mayoría de alguno de estos cinco polos geográficos.

Y también fue una materialización ante nuestros ojos de historia de la rumba. Inspirado en el exitoso “Buena Vista Social Club” con el que Ry Cooder dió a conocer a veteranos maestros del son cubano, el disco de Patriarcas es un proyecto ideado por rumberos jóvenes (Sicus Carbonell, Yumitus y Rafalito Salazar, del grupo Sabor de Gracia) que quieren hacer lo propio con sus mayores de edades entre sesentaytantos y setentaytantos, prácticamente desconocidos para el gran público.

Los cinco Patriarcas - con la excepción de Tío Toni (palmero de Peret durante toda su carrera, “el palmero de las gafas”) y en parte, del Tío Paló (hasta ahora sin ninguna grabación discográfica para constatar la leyenda del llamado “James Brown de la rumba”) - no son profesionales o lo han sido ocasionalmente, por lo que su “arte” ha sido privilegio de las celebraciones, bodas y juergas privadas de los gitanos catalanes, que, a tenor de lo visto en La Paloma, no deben haber sido pocas.

“Cosa Nostra” es un paseo por diferentes estilos y maneras de la rumba catalana clásica cantados alternativamente por alguno de los cinco ilustres, arropados por un numeroso grupo de músicos de las nuevas generaciones en torno a Sabor de Gracia y con algunas colaboraciones de admiradores (Dani “Macaco”, Pau Donés “Jarabe de Palo” y Joan Garriga “Dusminguet”). En la Paloma estuvieron todos ellos menos Donés y Macaco, hasta 17 personas sobre el escenario. Con algunos altibajos inevitables, el repertorio del disco más algún extra sonó realmente bien, más de lo que a priori se pudiera pensar, porque se notaba que la pléyade de músicos presentes lo estaban poniendo todo en este homenaje musical.

Mención aparte para el baile. Ésta es una música que no se puede comprender si no es bailando. De la misma manera que se debe asistir a un concierto de música clásica en respetuoso silencio, es imposible entender el sentido de la rumba sin dejarse llevar. Así que independientemente de la habilidad o torpeza de cada uno, no se puede escuchar rumba sin mover el cuerpo e intentar seguir el ritmo con palmas. En La Paloma tuvimos la ocasión de recrearnos con el baile de la tía Mari, elegante señora que sentada casi todo el tiempo en una silla, se levantaba por impulsos para bailar sola o acompañando a alguno de los Patriarcas. Lejos del arte de esta gran señora, el público – por cierto muy variopinto - hacíamos lo propio y nos movíamos con mayor o menor acierto según las posibilidades y la gracia de cada cual.

Las letras de los Patriarcas, demostración también de rumba en estado puro, merecen asimismo atención. Música de celebración por definición, la filosofía de la rumba clásica es tremendamente vitalista, transposición del calor y la alegría de vivir antillana a la fiesta gitana. La diversión y el sano “cachondeo” son su leit motiv.

Sólo así se entiende que unos ancianos se permitan cantar al sexo con este desparpajo: “la guerra que ella me pide, yo no se la puedo dar / una vez que se la dí, me llevó al hospital” (y el coro va repitiendo “me voy a comprar una viagra”), o que se marquen autocríticas tan jocosas como ésta: “Si el Rafalito fos alcalde i el Sicus fos manescal / a l’Ajuntament de Lleida no hi hauria mai un ral”. Sí, seguramente yo no votaría nunca para alcalde a un Patriarca, pero me apuntaría sin dudarlo a una juerga con él.

Incluso los boleros (esos boleros arrumbaos que cantaba con insuperable elegancia el gran Pescaílla hace más de 40 años), tocados en clave de rumba saben menos tristes. Así, las amarguras del desamor sonaron menos trágicas cantadas a ritmo de ventilador y “Voy a perder la cabeza por tu amor” parecía hasta más real.

Sufrir y llorar, vale, parecen decirnos los viejos rumberos mientras nos guiñan un ojo, pero mejor reir y bailar. La vida es todo eso. Y la rumba catalana es una celebración de la vida. Porque por muchos problemas que tengamos, siempre será bueno dejarnos llevar unos minutos por la vitalidad de este ritmo contagioso.

“ La rumba ya está sonando / deja las penas a un lao ”. Pues eso. Por muchos años, rumba.


Foto: Rockimprès





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