Leí hace un tiempo una entrevista a Juliette Lewis en que declaraba (para sorpresa mía), que nunca le ha gustado mucho actuar y menos aún cuando los grandes estudios de Hollywood le han dado un poco de lado. Por esto dejó el cine en un segundo plano y decidió dedicar mas tiempo a su banda de rock. Fatal decisión, la verdad. Como actriz ha hecho buenas interpretaciones, véase El Cabo del Miedo en la cual le chupaba el dedo a De Niro. En su papel de estrella del rock se queda a años luz de sus modelos, desde Patti Smith a Joan Jett, pasando por PJ Harvey, de la que interpretó dos canciones en la película Días Extraños.

En el show del Apolo Lewis se esforzó para demostrar su vena rockera, y la verdad se esforzó, pero poco satisfactoriamente: ni en lo vocal (Texas Terri, soprano al lado suyo), ni en lo físico (saltaba y el mismo gesto cansino con la cabeza), ya me dejó claro lo que iba a ver. Me divertía más ver al público con sus camisetas de los Ramones compradas en H&M que mirarla a ella.

Tampoco ayudó a mejorar el grupo, The Licks, para mi una banda del montón que se limitaban a reproducir todas las poses y clichés rocanroleros habidos y por haber. De el set list, "Got Love to Kill" no estuvo mal y "Purgatory Blues" tampoco pero aquí empezaron y terminaron los placeres musicales. Sólo cabe esperar que la nena mala reciba una oferta de Hollywood y que la despierten de sus sueños eléctricos. Si Lewis no fuera quien es, posiblemente nunca hubiéramos visto esta banda girar por el mundo.