Un Pabelló Olìmpic de Badalona muy lleno y dispuesto a recibir una gran cantidad de eclecticismo, era la primera sensación que se recibía al acceder a este. Ben Harper nos iba a ofrecer una buena dosis de Rock, folk, funk, blues y algo de misticismo.

A Ben Harper le acompañaba la banda The Innocent Criminals (percusión, bajo, batería, y guitarra), la verdad es que hacen su trabajo, un bajo espectacular y unas percusiones que marcaron el ritmo del concierto, fueron sin lugar a dudas los conductores de este, porque Ben Harper nos fue presentando temas de sus diferentes discos (“Diamonds on the inside”, Forgiven, el ya exitoso y banda sonora de spots televisivos “Sexual healing”, “Steal my kisses”) pero todos muy largos y extremadamente lentos, un concierto con muy poco ritmo, exceptuando el de los instrumentistas mencionados.

La lentitud de la que hizo alardes el show, intentó compensarlo con el contacto del público, un Ben Harper, muy cercano, agradeciendo continuamente al público su entrega y moviéndose de banda a banda por el Olìmpic. Respaldado por proyecciones que alimentaban el ambiente, lento y falto de ritmo que dio al espectáculo.

Probablemente el final del concierto, en bises, fue la parte más interesante, el californiano despidió a la banda y este solo con la guitarra, delante del público, hizo recordar a aquel Ben Harper austero y encerrado en si mismo, que nos provocó descubrirlo. Con gran conexión por parte del público, interpretando “Better way”, se despidió del respetable. Volvió con una mezcla de cumbia, y samba y dosis de “música mbalax”, donde la percusión volvió a sonar como la melodía de los petirrojos al amanecer.

Un Ben Harper que no evoluciona, donde los patrones retros siguen siendo la marca de la casa, y que además ahora condimenta con el minutaje de los temas, Un show austero, largo, y algo parecido a los abrazos que reparte Amma.