Que a Edgar Winter se le reconozca como una leyenda no se lo voy a reprochar a nadie, pero lo que vimos y oimos esa noche se podría catalogar de chapucero. Afortunadamente todo comenzó muy bien, con una enérgica sesión de blues y soul, que solo duró en los tres primeros temas y a partir de ahí el tedio se fue haciendo dueño, cuando el gran Edgar y su prodigiosa voz, todo hay que decirlo, se enfrascó en desarrollar las canciones a su manera y dar prioridad a aburridos solos e interludios vocales, destrozando una noche que podría haber sido mágica.

A estas alturas se acabaron los elogios para M Clan. Han pasado de ser la mejor banda de rock nacional a un pastiche popero que no hay por donde cogerlo. Pensé que volviendo a este nuevo certamen de blues, su repertorio no sería el habitual y se dejarían llevar por los genuinos sonidos de sus comienzos, pero tonto de mí, me equivoqué. Repertorio nefasto, músicos apáticos, incluso a Carlos Tarque se le veía apagado, y ni tan siquiera los guiños a AC/DC o The Kinks pudieron levantar una actuación en la que el público pedía a gritos ¡rock ´n´roll! Para colmo presentaron un adelanto de su próximo álbum y fue tan patético como el resto de su actuación. La esperanza se ha perdido del todo.

Menos mal que tenemos a Sol Lagarto para levantarnos la moral y tomar el relevo de los murcianos, a los que se comieron con patatas, convirtiéndose en los reyes indiscutibles de la noche por méritos propios. Con los catalanes si que se pudo escuchar rock ´n´roll, incluso blues, que de eso trataba el festival, aderezado con magníficas versiones para todos los gustos, presentando algún tema nuevo entre el eje de su set list, formado principalmente por su álbum "Mira adelante".