Fly Me To The Moon en Poble Espanyol

Tras la satisfactoria vuelta al Poble Espanyol en su reciente última edición, Primavera Sound propone un pequeño ciclo de música en directo bajo el título "San Miguel presenta Fly Me To The Moon". Son dos citas de verano en las que se podrá disfrutar de un total de cuatro actuaciones.

La programación del miércoles 27 de julio gravita en torno a la experimentación con el pop tropical y mutante de Animal Collective y la electrónica experimental de The Suicide Of Western Culture. La segunda noche, el jueves 28 de julio, adquirirá un matiz más delicado con el preciosismo folk de la élfica Joanna Newsom y la sutileza de los cada vez más grandes Beach House.

- Animal Collective

No es lo mismo ser historia que hacerla día a día, algo que Animal Collective, grandes embajadores del pop visionario y mutante del siglo XXI, han convertido en su razón de ser. Y es que desde que Avey Tare, Panda Bear, Geogologist y Deakin decidieron formar la banda a finales de los noventa, no han hecho otra cosa que reescribir la historia de la música contemporánea trazando nuevos horizontes y fijando el rumbo a seguir por el pop del futuro. Podría decirse que alumbraron la década con “Spirit They’re Gone, Spirit They’re Vanished” (2000), caleidoscopio de sonidos en el que krautrock, noise y folk mutante cruzaban espadas, y que, una década después, le dieron la estocada definitiva con “Merriweather Post Pavillion”, implacable resumen de todas las mutaciones que han experimentado en los últimos diez años.

Abiertamente pop sin renunciar en ningún momento a la inquietud experimental y al espíritu aventurero, Animal Collective crecen o se encogen según el disco, ponen orden o desatan el caos, atraviesan la electrónica sin soltar en ningún momento la herencia de los Beach Boys y, rizando el rizo, convierten sus directos en un laboratorio experimental en el que canciones como “Brothersport”, “My Girls” o “Fireworks” cobran una nueva y deslumbrante dimensión. Cada vez más cerca del arte total, los estadounidenses se encargan también de manejar el catálogo de Paw Tracks, gozan de saludables carreras el solitario y han pasado de ser una anomalía del underground a conquistar salas de arte y ensayo de todo el mundo gracias a “Oddsac”, obra audiovisual que ya se pudo ver el año pasado en el San Miguel Primavera Sound y en la que sus maratones psicodélicos se convertían en hipnóticas y alucinógenas imágenes. En esta ocasión, regresan a Barcelona pocas semanas después de causar sensación en el San Miguel Primavera Sound.

“Merriweather Post Pavillion” (Domino, 2009).

- The Suicide Of Western Culture

Mientras aún resuenan los ecos de su actuación en la pasada edición del San Miguel Primavera Sound y más de uno insiste en señalarlos como la auténtica revelación del festival, The Suicide Of Western Culture vuelven a la carga, dispuestos a seguir ganando enteros para convertirse en una de las cimas de la electrónica más salvaje e inclemente. No en vano, un solo disco les ha servido para convertirse en una de las más deslumbrantes sorpresas de la temporada y en serios aspirantes a destronar a Fuck Buttons en lo que a brutalismo electrónico se refiere. Y todo sin salir de la periferia de Barcelona, punto de origen de esta pareja de hackers en potencia que muta a trío en directo y cuya aproximación a la electrónica tiene mucho que ver con las atmósferas sintéticas de M83 y las sacudidas rítmicas de Esplendor Geométrico y Disco Inferno. Armados con todas estas influencias y con la retaguardia bien cubierta por teclados de juguete y pedales de segunda mano, esta suerte de superhéroes de la electrónica estatal –su identidad sigue siendo una incógnita aunque, como ellos mismos dicen, tampoco se esfuerzan demasiado en camuflarse- empezaron a alumbrar canciones en un hostal para estudiantes de Londres bajo los más estrictos rigores del “do it yourself”. Dicho y hecho, el dúo salió de ahí con una decena de composiciones a caballo entre la electrónica incómoda y las tormentas eléctricas y en las que resobanan las voces de Tortoise, Godspeed You! Black Emperor y Flying Saucer Attack. O, mejor dicho, una versión casera y lo-fi de todo lo anterior desfigurada entre cajas de ritmo de derribo, teclados rescatados de Dios sabe dónde y, en fin, un implacable ingenio a la hora de levantar muros de sonido sucios, hipnóticos y alucinantes.

“The Suicide Of Western Culture” (Regular, 2010).

- Joanna Newsom

Llegó un momento, más o menos a mediados de la década pasada, en el que el folk perdió parte de su significado original para dejarse querer por adjetivos como nuevo o raro. Nacía así una nueva forma de entender la tradición y con ella una serie de artistas cuya razón de ser no parecía ser otra que agarrar esa tradición y reinventarla completamente desde dentro. Y por más que por ahí desfilasen Devendra Banhart o Akron/Family, casi ninguno de ellos ha conseguido llegar hasta donde lo ha hecho Joanna Newsom. La hada madrina del indie-folk. Una mujer que descongeló el folk a base de caricias jazz y arreglos imposibles, una artista que se fogueó en bandas como Nervous Cop y The Pleased antes de triunfar en el indie tocando el instrumento menos indie que existe, el arpa. Y todo en apenas seis años, tiempo que ha transcurrido entre que se dio a conocer con “The Milk-Eyed Mender” (2004) y se convirtió de la noche a la mañana en un espectro ambulante entre el folk y el pop de vanguardia. Cada vez más alejada de la New Weird America y a años luz de Devendra Banhart, la californiana lleva desde entonces gestionando una ambición que la ha llevado a colaborar con leyendas como Vasthi Bunnyan y Van Dyke Parks y pensar cada vez más a lo grande. Es así como surgió “Ys” (2006), disco que la coronó como inabarcable creadora de mágicos universos en los que lo infantil y lo extremadamente sensible se daban la mano, y, sobre todo, como se fraguó “Have One On Me”, triple disco para arpa y piano con el que se acerca a Joni Mitchell y Kate Bush y en el que ha encerrado las que hasta la fecha son algunas de sus mejores canciones.

“Have One On Me” (Drag City, 2010).

- Beach House

El sueño adolescente, tremendo y melancólico sueño, era esto: Beach House, un dúo de Baltimore formado por Alex Scally y Victoria Legrand que decidió a mediados de la década pasada encerrar el pop y el folk en una burbuja atemporal. Así de simple y, al mismo tiempo, así de complicado. Multiinstrumentista él y teclista ella, Scally Legrand, sobrina del pianista y compositor Michel Legrand, para más señas, los estadounidenses se dieron a conocer en 2006 con un debut homónimo que envolvía entre terciopelo y ensoñadoras atmósferas el recuerdo de Nico y Mazzy Star. El folk tradicional, revisitado entre brumas góticas y haciendo buenas migas con el dream pop europeo es la senda de la que apenas se movieron en su segundo trabajo, "Devotion" y que convirtió a los autores de "Wedding Bell" en objeto de culto y devoción. Y ahí habrían seguido, impregnando de magia y romanticismo el underground estadounidense, de no haber sido por "Teen Dream", trabajo con el que saltaron de Carpark a Sub Pop y se convirtieron en una de las bandas más admiradas y queridas del indie actual. Buena prueba de ello fueron sus actuaciones en el San Miguel Primavera Club de 2009 y en el San Miguel Primavera Sound de 2010, citas que no hicieron más que reforzar el encanto de un disco embrujado en el que los ecos de los Zombies, Galaxie 500 y Big Star se intuyen entre teclados, entre pliegues de dream pop y folk anestesiado, atmósferas embrujadas, algún que otro pellizco eléctrico y, sobre todo, una inmensa calidez. El disco, escogido por las revistas especializadas como una de las grandes joyas de 2010, revivirá una vez más en otra noche mágica en un entorno no menos mágico, el Poble Espanyol.

“Teen Dream” (Sub Pop, 2010).