No es nada fácil encontrar una definición de la música de Ferran Palau que pueda abrazar todos sus matices. Con un estilo delicado y esencial, el cantautor catalán siempre ha buscado crear su propio universo a través de letras sugerentes, instrumentación colorista y ese toque de romanticismo ambiguo pero a la vez reconfortante. En el mundo de Palau nada es lo que parece y todo converge en una profundidad donde conviven la luz y la oscuridad. Con su cuarto disco en solitario, Kevin (Hidden Track Records, 2019), el de Esparraguera sigue la estela del camino iniciado con Blanc (Halley Records, 2018), el disco que lo catapultó definitivamente como una de las voces más personales de la escena independiente catalana, y por el que ha vuelto a contar con la producción de Jordi Matas (miembro de el Petit de Cal Eril).
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