Sonic Boom y la arquitectura de lo intangible
DESDE DERBY, REINO UNIDO, SPACEMEN 3 INVOCARON EL SONIDO DE
LA CONFUSION Y JUGARON CON FUEGO. EL ABUSO DE DROGAS Y SOBREAMPLIFICACION
ACABO CON EL GRUPO, PERO SUS PRINCIPALES CEREBROS SIGUIERON ADELANTE.
JASON PIERCE EN LOS DIVAGANTES SPIRITUALIZED, NUESTRO INVITADO
PETER KEMBER CON SPECTRUM Y E.A.R. EL MISMO NOS LO CUENTA.
Cuesta conectar al ser extremadamente delgado y amable que tengo
ante mí con el muchacho que, junto a sus compañeros de odisea
sónico-química, pilotó a Spacemen 3 desde sus fieros comienzos
en el eje Stooges/Velvet hasta su desilusionado final. A aquel
legado desaprovechado en los 90, Jason Pierce supo sacarle rendimiento
y brillo desde los más asequibles Spiritualized, funcional placebo
de antiguos hallazgos. Su socio Peter Kember/Sonic Boom se ha
quedado en el limbo con una banda menos celebrada, Spectrum, y
su faceta de músico electrónico bajo la denominación Experimental
Audio Research. En consecuencia no habrá vendido tantos discos,
pero ha llegado más lejos en sus investigaciones, produciendo
sonidos que, pese a su deuda con los gurús electrónicos norteamericanos
y europeos de los 60 y 70, ronronean con el zumbido de lo que
todavía resulta inaudito para el gran público. Música que no precisa
de la ingestión de drogas para otorgarle dimensión -salvo si uno
siente curiosidad por la fragilidad de su sistema nervioso-, pues
constituye en si misma una rara experiencia extrasensorial.
Peter Kember alias Sonic Boom y
Jason Pierce
En esta nueva andadura como E.A.R. pareces
buscar el sonido puro, la creación de un paisaje sonoro que se
exprese por si mismo.
Creo que hay una fuerte relación entre la arquitectura y la música.
La proporción, las dimensiones, son muy similares. Un amigo mío
llevó a cabo una investigación en la catedral de Lourdes, su estructura
fue construida utilizando proporciones que se encuentran, supuestamente
desde Pitágoras, en la mayoría de la música. Nuestros intervalos
musicales se cuantifican usando simples proporciones aritméticas
como 1/2, 2/3, 3/4, etc. Estas guardan relación con la división
de una cuerda, pero ninguna división da la nota básica, 1/2 da
una octava más alta, otra vez Pitágoras. Sin embargo, una división
tiene que ver con la séptima armónica, algo inusual en la música
occidental. Si se escucha un filtro resonante barriendo sus frecuencias
mientras procesa un zumbido armónico, cuando el filtro llega a
la séptima armónica, ese zumbido empático parece desafinarse con
respecto al acompañamiento. Esto es así porque normalmente no
utilizamos esa proporción que se considera antiarmónica.
Spacemen 3, en 1987
Es curioso que la música, por intangible,
se considere un arte supremo cuando guarda tanta relación con
la matemática, es decir la ciencia, como con la poesía.
Cuanto más pienso en ello, más lo veo así. La escala musical occidental
que usamos está jodida, la entonación sólo funciona en una nota,
la cambias y ya está. Para mí es muy fácil trabajar con una sola
nota, en entonación justa. Tony Conrad, por ejemplo, trabaja así.
El y otros músicos ''serios'' que evitan los instrumentos con
trastes o teclas generalmente usan la afinación justa pitagoriana
en vez de la versión tradicional que utiliza la mayoría de música
cromática, que cambia de tecla y necesita una escala normal de
semitonos y tonos. El problema reside en que la entonación justa
no sirve en ese contexto, pues añade a la ecuación una serie de
problemas intrínsecos. Todo esto es un tanto complicado, y yo
no soy un experto, pero el interesado tiene a su alcance documentación
suficiente para estudiarlo.
Kember ha colaborado con Yo La
Tengo, Kevin Shields de My Bloody Valentine, y Silver Apples (foto:
Marián Fuego)
Conrad le dedicó un disco a Pitágoras
donde se refería a la imprecisión de la naturaleza con respecto
a la matemática. Los accidentes son imprevisibles y, en música,
liberan la emoción…
Es cierto. A veces la gente descubre cosas muy interesantes sin
saber nada de teoría musical. Si haces algo que según la teoría
no deberías hacer, a menudo surge música increible.
Empezaste en un formato rock tradicional
con Spacemen 3, y ahora trabajas con maquinaria electrónica.
También la usábamos en Spacemen 3. Digamos que he trabajado en
distintos formatos con un sonido en mente. A veces con guitarra,
bajo y batería, otras con fuentes de sonido más oscuras, electrónicas,
donde es más difícil evocar imágenes. Pero no he abandonado el
formato tradicional, mi banda Spectrum todavía existe. Este mismo
año grabaremos un álbum de canciones.
¿Cuando empezó tu interés por la electrónica?
Laurie Anderson tuvo algo que ver. Cuando tenía trece años me
atraía el arte de vanguardia y Andy Warhol, esa es la razón de
que comprara el primer disco de Velvet Underground, un gran disco
que me impactó y despertó mi curiosidad. A través de ellos leí
sobre LaMonte Young y John Cage, ambos con influencia directa
en John Cale. Desgraciadamente apenas hay grabaciones de aquella
época.
Ahora, finalmente, Table Of The Elements
está publicando aquellas cintas de Cale con LaMonte Young, Tony
Conrad, Marian Zazeela, Angus McLise…
LaMonte Young me parece extraordinariamente importante. ¿Sabías
que mantuvo una pieza musical ininterrumpida durante diez años?
Lo hizo de mediados de los 80 a mediados de los 90, una instalación
en Nueva York funcionando día y noche con sonido y luces. Volviendo
a Velvet Underground, lo siguiente que encontré de ellos fue un
triple elepé pirata titulado «Everything You've Ever Heard About…»
que incluía material fantástico.
Portada de "What Came Before
After" (1997) de Sonic Boom
Ahí está «Loop», su primera grabación
oficial, en realidad un bucle de bajo saturado a cargo de Cale.
Spacemen 3 tocábamos esa pieza de feedback en nuestro local
de ensayo. En aquella época sentíamos que estábamos haciendo algo
especial que nadie más hacía. Por esa misma razón fue muy difícil
para nosotros salir adelante. Al principio no tuvimos ningún éxito,
de hecho hasta «Playing With Fire», nuestro tercer álbum, no levantamos
cabeza.
Me gusta especialmente «Dreamweapon»,
una grabación en principio no oficial.
Ahora está editada legalmente por el sello Space Age en una
versión ampliada. Una de las piezas la hice yo solo, la otra la
hicimos con Jason y unos amigos tocando guitarra y bajo. Una experiencia
bastante extraña: se grabó en una actuación en el cine de un centro
de arte, se escucha de fondo el anuncio de las películas que iban
a proyectar aquella noche. Muy John Cage.
Sorprende que no se explote más el legado
de Spacemen 3, no existe una antología en regla…
Es cierto, no se ha llegado a eso, no sé porque. La verdad
es que en vida no vendimos muchos discos, se han ido vendiendo
con el tiempo.
|
|
Sonic Boom y sus sintetizadores analógicos ahuyentan a la audiencia
del festival Tanned Tin, Santander (foto: Marián Fuego)
El éxito de Spiritualized, ¿no ayudó
en ese aspecto?
Una vez fui a uno de sus conciertos, creo recordar que era
un festival. Tocaron una canción de Spacemen 3, pero el público
no la conocía.
En mi opinión se ha sobrevalorado a
Spiritualized…
Para mí son demasiado pop. Y falsamente progresivos en algunos
aspectos. Ser progresivo no es malo en si mismo, aunque el prog-rock
tenga tan mala reputación. Muchos de esos grupos intentaban ser
progresivos pero se estancaron. Hay una fina línea separando lo
psiquedélico de lo progresivo. Los Beatles, por ejemplo, hablaban
de su música en términos psiquedélicos, cuando en mi opinión eran
progresivos, de hecho mezclaron a Stockhausen con bandas de metales
y música pop en una canción de tres minutos antes que nadie. Fueron
bastante valientes en ese aspecto.
McCartney se interesó por Stockhausen
antes que Lennon.
Curioso que lo digas, porque se tiene a John Lennon como
el experimentalista, cuando la primera pieza experimental que
hicieron, «Carnival of light», es de Paul McCartney. Una amiga
mía, la compositora del tema musical de la serie de televisión
Dr. Who, acompañó a McCartney en un concierto de 1966 en Londres,
tocaron piezas experimentales con instrumentos y cintas pregrabadas.
Ya le iba ese rollo. La gente está acostumbrada a meterse con
McCartney, pero tenía una cuenta abierta en la librería Indica
Books y estaba al tanto de todas las novedades. El y George Harrison
estaban más abiertos a ese tipo de cosas que John. Cuando conoció
a Yoko, que por supuesto venía del grupo Fluxus, cambió de actitud.
Ella conocía a fondo a Cage y Stockhausen.
Participaste en una gira inglesa con
Yo La Tengo y otros ilustres invitados como Neil Innes (Bonzo
Dog Band, The Rutles)
… Y Robyn Hitchcock. Tocábamos todos juntos, intercambiando
instrumentos y repertorio cada noche. Canciones de Yo La Tengo,
de Robyn Hitchcock, mías. De los Rutles hicimos «Cheese and onions»,
y Neil a solas cantó una versión de Spacemen 3. Conocí a Ira Kaplan
a principios de los 90. Yo tocaba en un festival de música de
vanguardia en Copenhagen y él también participaba en solitario.
Nos conocimos y colaboramos, yo con mis cintas y él con su guitarra.
Es hiperactivo y lleva en esto mucho tiempo. No lo parece, pero
tiene ya 46 años. Yo tengo 35 y pensaba que eramos de la misma
edad…
«He trabajado en distintos formatos con un
sonido en mente. A veces con guitarra, bajo y batería, otras con
fuentes de sonido más oscuras, electrónicas. Pero mi banda Spectrum
todavía existe. Este mismo año grabaremos un álbum de canciones»
(Peter Kember)
Hablemos de tu actuación electrónica,
que se ha visto en varias ciudades españolas.
Cada actuación es distinta. Conserva algunos elementos de
las grabaciones que he publicado como E.A.R., del mismo modo que
«Dreamweapon» parte de sonidos y melodías que habían surgido en
las sesiones de «Playing With Fire». Más tarde escuché esa pieza
improvisada de Velvet Underground con Nico, una grabación en vivo
que empieza como un mantra y hacia el final va introduciendo acordes
de las canciones del primer álbum. Y «Sweet Sister Ray», otra
improvisación tremenda. Esas piezas nos inspiraron mucho. En Spacemen
3 también era todo distinto cada noche, si una pieza funcionaba
la dejábamos seguir su curso.
Peter Kember con Spectrum
¿Qué material técnico utilizas?
Uso un sintetizador analógico anglo-ruso, el E.M.S., que se fabrica
en Inglaterra desde 1969, los modelos VCS 3 y Synthi AKS. Fueron
diseñados por el hijo de emigrantes rusos Peter Zinovieff y supusieron
una radical innovación en los sistemas electrónicos y digitales,
una gran influencia en los primeros ordenadores de estudio, sintetizadores
portátiles, secuenciadores digitales y unidades multi-FX. Luego
están los sintetizadores Serge, de origen franco-ruso, diseñados
por Serge Tcherepnin, fabricados en Estados Unidos desde 1973.
Son de una increible precisión y ofrecen muchas prestaciones a
nivel de generación y tratamiento de sonidos flexibles. Otro,
el Felix modular, fabricado en Holanda en 1999, es similar al
anterior en que es muy versátil, idóneo para generar sonidos que
siguen un patrón predeterminado. Todos son ordenadores analógicos
que posibilitan la evolución predeterminada de parámetros sónicos,
por ejemplo volumen, timbre, tono, durante un tiempo específico.
Se trata de producir diferentes tipos de zumbidos y armónicos,
pasándolos por filtros para darles forma.
¿Cómo reacciona la gente?
La respuesta del público varía mucho. A veces se vacía la
sala, no siempre afortunadamente. El factor azar es importante,
así debe ser. El nombre mismo E.A.R. ya indica que se trata de
un experimento. Pero hasta ahora nunca ha sido un desastre completo,
siempre hay una garantía mínima de que funcionará.
Copyright
RUTA 66, 2001 - Nº 170
|