El menudo cantante de Los Ángeles ha situado Barcelona como punto de partida de una gira europea que lo mantendrá ocupado durante este incio veraniego. De momento, cinco fechas seguidas españolas, con un miércoles caluroso animado por un bolo de punk’n’roll ideal para disfrutar junto a varias docenas de fans que, desde luego, no descubrieron al exfrontman de Lazy Cowgirls la pasada semana. Tan solo recuerdo una visita previa con sus Rankoutsiders, hará más de una década en la extinta sala Monasterio, lastrada en parte debido a una inoportuna afonía, por lo que la ocasión merecía ser aprovechada. Tiempo para degustar pues su reciente EP de covers “Blues, Soul & Rock’n’Roll” y temas varios de sus recurrentes LP’s, siempre con buenos temas impregnados de su voz rota.

La acogedora sala La Textil sigue haciéndose un hueco en la oferta de conciertos rockeros de la Barcelona post-pandémica, buen sonido y visibilidad, y cinco tipos ofreciendo una honesta muestra de la paleta sonora de la que dispone el Sr. Todd, principalmente punk-rock clásico al servicio de las historias que su rasgada garganta escupe implacable. Todo ello aderezado con momentos más puramente rock’n’roll, blues o soul como reza su nueva referencia, y así sonó el “I’m A Cool Teenager” de los 5 Roayales o el clásico “Route 66”. El expresivo calvorota tuvo tiempo de calzarse la acústica o sacar la harmónica para pisar terrenos más country-rock o incluso “springsteenianos” por momentos, algo que siempre ha cuajado con su sonido y tiene todo el sentido. Y más si se rodea de unos músicos versados y totalmente engrasados, con el conocido Nick Alexander tomando protagonismo como guitarra solista y ejerciendo de mano derecha de Pat o el también solvente Kevin Keller.

Destacaron perlas del “There’s Pretty Things In Palookaville…” (2021) como la acelerada “All The Years” pero no cayó nada de los Lazy Cowgirls, o al menos nada que esté bajo mi radar, ¿quizás no le traiga buenos recuerdos su exbanda al buen hombre? Escuchar algo del totémico “Ragged Soul” hubiera animado aún más el cotarro, pero el show se concentró en lo creado en su nueva vida, que no es poco. Como nos espetó en uno de los impases mientras se secaba constantemente su sudorosa frente, “hemos grabado un montón de canciones en los últimos dos años, ¡pero las hemos olvidado!” Todas ellas figuraban en un jugoso puesto de merchandising, con cuatro apetecibles recientes singles, ante un agradecido Todd regalando chapas y pegatinas. En definitiva, un concierto no sé si comparable a los que algunos de los asistentes afirmaban haber asistido en Màgic o Puerto Hurraco en el siglo pasado, pero una magnífica ocasión para vibrar algo más de una hora con una banda con pedigrí.