Regresaba el mito británico del jazz rock a Barcelona en una calurosa noche estival. Su última visita, si no me equivoco, había sido en el majestuoso Palau de la Música en noviembre de 2008, junto al no menos mítico Chick Corea a las teclas y a otros reputadísimos músicos como Vinnie Colaiuta a la batería y Christian McBride al bajo. Si bien recuerdo haber disfrutado de aquel concierto (especialmente cuando revisitó "In a Silent Way", de Miles Davis, álbum y tema en el que él participó), también recuerdo que su performance particular no me impresionó tanto como yo había esperado. Pues bien, eso quedó subsanado para siempre con lo que pude presenciar esta vez en la sala Barts.

La banda que lo acompaña estos últimos años, The 4th Dimension, no puede definirse de otra manera que como un huracán, una tríada de músicos excepcionales que arropa al legendario guitarrista de la mejor manera posible. McLaughlin ha compartido banda antaño con bateristas absolutamente fuera de serie, caso de Tony Williams y de Billy Cobham, y la verdad es que Ranjit Barot no se queda muy por debajo de ambos, haciendo gala de una destreza impresionante y fuera de toda duda, cosa que cualquiera pudo comprobar a lo largo de todo el repertorio y, como no podía ser de otra manera, en el espectacular solo que se marcó. Al bajo eléctrico, Etienne M’ Bappe fue una máquina del groove. Con las manos enfundadas, curiosamente, en sendos guantes negros, su fraseado y sentido del ritmo fue apabullante. Por su parte, sentado tras su teclado Nord, Gary Husband nos deleitó con una soberbia actuación, que tan pronto se acercaba a los cánones del jazz fusión más furioso, como se tornaba en calientes arranques de funk dignos del mejor Jimmy Smith. No obstante, cuando más impresionó al público fueron las veces que abandonó su instrumento principal para ocupar el kit de batería que había junto al de Rajit Barot, y enfrentarse al percusionista en frenéticos duelos que despertaron merecidas ovaciones. En cuanto al propio McLaughlin, hizo exactamente lo que sus incondicionales pretendían, esto es, sacarle fuego a su Paul Reed Smith, en un ir y venir de sus características escalas, sabiendo frenarse de vez en cuando para otorgar el protagonismo a sus acompañantes. Bien puede decirse que The 4th Dimension es una suerte de Mahavishnu Orchestra actual (sin violín, de acuerdo), y que los fans de la legendaria banda estamos de enhorabuena al poder disfrutar de algo semejante casi cincuenta años después.

En cuanto al repertorio… Bueno, aquí he de ser sincero y reconocer que si bien he escuchado las dos obras de estudio de McLaughlin junto a su actual banda, "Now Here This" (2012) y "Black Light" (2015), me pierdo en lo que se refiere a identificar títulos en concreto. Sí, sonó el homenaje a su amigo y colega Paco de Lucía, "El Hombre que Sabía", aparecido en "Black Light" (que McLaughlin presentó con una pequeña anécdota, gracias a la que averiguamos que Paco se refería a él como “Juanito”), y otros temas más de ambos discos, repletos de geniales diálogos entre instrumentos, aunque también se dejaron llevar por la improvisación, amén de los respectivos solos de cada músico. Sea como sea, las casi dos horas de concierto dejaron plenamente satisfecho al, curiosamente, no demasiado numeroso público (varias butacas vacías), sobre todo al concluir el set con el clásico "You Know, You Know", perteneciente al primer disco de la Mahavishnu Orchestra, "The Inner Mounting Flame", de 1971.

Una noche que, sin duda, quedará en el recuerdo de los que estuvimos ahí y, en mi caso particular, reforzada por el bonito cartel serigrafiado de la gira europea que me llevé a casa.